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AMOCARLOS..Vida BDSM
 
Esta es mi historia.A quien le interese que la lea.A quien no que no la lea.
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Vista con Título | Refiere un Amigo |
Capitulo 20
Publicado en:11 Marzo 2019 3:01 am
Última actualización en:11 Marzo 2019 3:01 am
657 vistas

CAPITULO 20

Eran casi las 6 de la tarde y había poca gente haciendo cola en el cine.
Aún no habían abierto la taquilla lo que me dió tiempo a pensar.
Empieza el juego.
-Ve al coche, quitate el sujetador y vuelve sin él.-ordené al oido a Eva.
No hizo falta repetirlo.Entró a los asientos de atrás del coche, se agachó y al poco tiempo salió.
Me miró sonriente.Ya estaba hecho.
Nos colocamos en la fila.
Eva se fijó en la caratula expuesta de la pelicula.
-¿Historia de O?¿De que va?.-me preguntó con extrañeza.
-De una chica como tu.Joven y muy guapa.-respondí con una sonrisa.
-¿Y tan modosita como yo?.-me susurró al oido sonriendo.
-No querrás que te la cuente.-volví a sonreirla.
-¿Tu ya la has visto?.-más extrañada todavia.
-Si.-respondí.-Cuando la estrenaron.Esto es una reposición.
Abrieron la taquilla.
Cogí del brazo a Eva y la aparté de la fila que era muy corta.
-Cuando entremos.-ordené.-vas al baño, te sacas las bolas del coño y te las metes en el culo.
Ojos que brillan.Sonrisa y movimiento de asentimiento.Excitada seguro.
Continua el juego.
-Y que el mando sobresalga por la parte izquierda de tu falda.-añadí.
Entramos al cine y Eva, sin decir nada, se fué al servicio.
Tardó un poco en volver.
-¿Todo bien?.-pregunté.
-Si.-respondió.-Ha costado un poco pero ya está.
El cine tenía dos plantas.
Subimos a la planta de arriba.Me dirigí a los ultimos asientos que quedaban detrás de un lateral de la cabina de proyección.
No quería miradas no deseadas.
Coloqué el segundo periodico sobre el asiento de Eva.
-Cuando se apaguen las luces sientate directamente sobre el periodico.
Eva asintió con la cabeza.
Entró más gente.Por fortuna para mi y desgracia para ellos todos se iban sentando muy separados unos de otros.
Y, por supuesto, alejados de nosotros.
Se apagaron las luces y ví que Eva se levantaba y tras subirse la falda se sentaba de nuevo.
Toqué su rodilla izquierda y tiré hacia mi.
Eva entendió mis intenciones y abrió ambas piernas.
Bien abierta.Bien expuesta.
Empezó la pelicula.
Musica sensual.La chica en el coche.Sin bragas.Piernas abiertas.Tenía que obedecer en todo.
Eva me miró.Le sonaban algunas cosas.Sus ojos brillaban en la oscuridad.Sin duda estaba más que excitada.
Acerqué mi mano a su coño y metí un dedo.
Daba la impresión de que lo había metido en un vaso de agua.
Pero no era un vaso de agua.Era su coño inundado.
Quité mi dedo de su coño.
Eva seguía con interés la pelicula.
Atada, azotada.
Eva me apretaba el brazo cada vez que sonaba el latigo sobre el cuerpo de la chica.
Y yo miraba la pelicula no como espectador de una pelicula erótica sino como critico.
Al asesor de las escenas de los latigazos deberían haberle echado y al director tambien.
Latigazos que recibe con un latigo flexible.Luego se ve que lo que tiene en la mano es un latigo corto rigido...La forma de coger el latigo....
-Si Mari Carmen ve a uno hacerlo asi.-pensé.-antes de bajar la mano está en la calle despedido.
Sonreí yo solo al pensar eso.
Un cúmulo de errores que, dada su intención exclusivamente erótica, todos pasan por alto.
Eva seguía atentamente cada escena de la pelicula con interés.
Podría contaros que la dejé ver la pelicula entera mientras comiamos palomitas.Y así tenía que haber sido.
Pero no hará falta repetir que AMO CARLOS estaba allí.
Y no podía ver a una pareja normal viendo una pelicula sin liarla parda.
-No dejes de mirar la pelicula.-la susurré al oido.
Con tranquilidad fuí desabrochando botón a botón de su camisa oscura entallada.
Empezé a notar su respiración profunda.
Con fuerza abrí una parte de su blusa.Luego la otra.
Sus pechos erguidos estaban al aire.
Me mojé un dedo y lo pasé por la aureola de su pezón izquierdo.Luego el derecho.Me tomé mi tiempo.No había prisa.
Se le habían puesto los pezones muy duros.
Esto no había hecho más que empezar.
La respiración profunda se convirtió en suspiros contenidos pero Eva no apartaba sus ojos de la pantalla.
La pelicula continuaba.
Obedecía sin rechistar mi orden.
Fuí girando la ruedecilla para que las bolas empezaran a vibrar.
Lo hice lentamente.Temía que el ruido se escuchase en la sala.
Eva dió un respingo pero seguía mirando la pelicula.
Velocidad maxima.
El sonido fuerte de la pelicula y el lugar donde estaban colocadas las bolas ahogaban el ruido de la vibración.
La cosa iba bien.
Volví a meter mi dedo en la raja de su coño.Metí sin dificultad dos dedos dentro de ella.
Eva suspiró y empezé a notar el temblor de sus piernas.
Saqué mis dos dedos de su coño y subí hasta su clitoris masajeandolo en circulo.Firme pero suave.
Ella no se movía.Solo temblaba.
Toda mi mano estaba mojada de la cantidad de liquido que manaba de su coño.
Eva intentaba no emitir ningún sonido.
Masajeé su clitoris esta vez en dirección contraria.
Los temblores iban en aumento.
Subí y bajé la velocidad de las bolas varias veces.
Y seguí machacando sus clitoris moviendo mis dedos cada vez con más fuerza.Esta vez de arriba a abajo.
Eva se acercó a mi oido sin dejar de mirar la pelicula.
-No voy a aguantar.-entrecortadamente.
Paré.Me levanté y me bajé los pantalones hasta las rodillas.
Me volví a sentar y cogiendola del brazo la hice levantarse.
Otro periodico que se empeñaba en no separarse de su coño.
Lo quité con cuidado.
Puse a Eva sentada sobre mi, mirando a la pantalla, empalada con mi polla.
Noté las vibraciones de las bolas dentro de su culo.
La levanté un poco.Eva se agarró a mi cuello con un brazo.
Mi polla estaba medio metida en su coño chorreante.
Quería ser yo quien llevase el ritmo de las embestidas.
Subí el culo despacio para penetrarla hasta dentro.
Oía el chapoteo a cada embestida.
Fui acelerando el ritmo.
Los liquidos de Eva ya comenzaban a bajar sobre mi polla y resbalar sobre mis muslos.
La cogí por la cintura con la mano izquierda y con la derecha me bajé como pude los pantalones hasta los tobillos.
Me daba igual que encendiesen las luces, que nos pillasen, que me detuvieran por escandalo.Pero otro traje para tirar de ninguna manera.
La volví a levantar para seguir controlando los embites.
Eva seguía mirando como podía la pelicula.
Me volvió a agarrar por el cuello con un brazo acercandose a mi oido.
Los temblores de sus piernas ya eran muy exagerados.
-Para ti...solo para ti...-me susurró al oido.
Noté que su coño se contraía oprimiendome un poco la polla como cada vez que se corría.
Un suspiro largo.Puso sus labios sobre el lóbulo de mi oreja derecha y apretandolos empezó a chuparmelo con fuerza. Asi lo hizo durante toda su larga corrida.
Aquello era de lo más morboso y excitante.
Seguí con mis, cada vez más feroces, embites.
No aguantó casi nada.
-Para ti...solo para ti.-nuevamente.
Coño contraido, temblores y chupada muy dulce y sensual del lobulo de mi oreja.
Cayó rendida encajandose totalmente con mi polla.
La cogí del pelo y la separé haciendose que se pusiera de rodillas frente a mi.
Eva aprendía rápido y se metió mi polla en su boca comenzando a chupar.
-Como alguien encienda ahora las luces lo mato.-pensé para mí.
Eva la chupaba con tanto afán que me dí cuenta de que no iba a durar mucho.Y tampoco me apetecía aguantar más.
-A comer...perrita.-la susurré en voz baja.
Su boca chupaba con más ganas cuando sabía que me iba a correr.
Y me corrí.
No fué poca la cantidad que salió y que Eva tragaba con ganas.
Al final se esmeró en dejarmela bien limpia con su lengua.
Y lo mejor de todo es que las luces seguían apagadas.
Me vestí como pude y quitando el periodico empapado del asiento de Eva la dije que se vistiera y se sentara con normalidad.
Eva siguió atenta a la pelicula hasta el final.
Se encendieron las luces.
Eva tenía un precioso color rosado en sus mejillas.
No dijo nada.
Salimos del cine y, tras pasar por el bar del cine y comprar dos refrescos. nos dirigimos al coche.
Eva permanecía en silencio y yo esperando su reacción tras ver la pelicula.
Entramos en su coche y tras arrancar nos dirigimos a mi piso.
Me pilló bebiendo un trago cuando soltó la frase.
-Quiero ser tu esclava.
Normalmente cuando uno bebe el liquido va de la boca al estomago.
En este caso de mi boca salió y mojó casi todo el salpicadero.
-¿Hablas en serio?.-pregunté.
-Si.-respondió con rotundidad.-De todas formas ya me tratas y me comporto como tu esclava y me gusta.
-Ser esclava es algo más que los juegos que hacemos.-afirmé.
-¿Que más?.-preguntó mostrando interés.
-Esta noche lo hablamos.-respondí.-Vamos a ver a los vecinos.
Llegamos a mi edificio.Las luces del portal estaban encendidas y se veía un tumulto de gente hablando.
Eva aparcó el coche.
-Pase lo que pase no digas nada.-mientras bajabamos del coche.
-Hablaré yo solo.-terminé.
Al abrir la puerta del portal todos quedaron en silencio mirandonos.
Me acerqué al grupo y ví algo curioso.
Estaban las mujeres frente a los hombres.En dos filas.Como dos bandas rivales a punto de enfrentarse.
Me extrañó.
Las mujeres nos sonreían amablemente mientras los hombres tras revisar bien la anatomía de Eva de arriba a abajo ponían cara de pocos amigos.
-Supongo que esta reunión es por mí.-empezé a hablar.
Todos se quedaron callados escuchandome.
-Solo les pido un favor.-continué.-Si quieren que me marche diganmelo pero no hablen con el dueño del piso.Somos tres compañeros.Ellos están de fin de semana y no saben nada.No quiero que por mi culpa se queden sin piso.
-Solo les pido eso.-terminé.
-Tu no tienes porque irte, .-dijo una señora con los brazos en jarra.
-No has hecho nada malo.-siguió mirando desafiante a los hombres que permanecían callados.
-¿Que no?.-dijo uno de los hombres.-¿Y los gritos y el escandalo que armaron?.
-Ya me gustaría a mi gritar un dia asi.-dijo levantando la voz la mujer de los brazos en jarra.
-¿Que dices Antonia?.-el que gritaba seguro que era su marido.-Tu eres una mujer decente.
-Pues alguna noche me gustaría no serlo un rato y gritar asi.-a su marido.
Yo estaba perplejo y Eva se puso colorada.
-Y tu ,, tranquila.-dirijiendose a Eva con calma.-eres la envidia de todas.
-Eso, eso.-dijo otra señora.
Otras asentían con la cabeza.
Inaudito.Un tanto siniestro pero inaudito.
-Nosotros nos marchamos.-dije interrumpiendo la discusión.-Mañana me comunican lo que han decidido.
Cogí de la mano a Eva y empezamos a subir las escaleras.
Paré en el primer piso para seguir escuchando sin que me vieran.
La discusión subió de tono.
-Envidia cochina es lo que teneis.-decía la buena de Antonia.-Lo que teneis que hacer es subir y preguntarle que cosas le hace a esa chica.
-Eso, eso.-la misma que apoyaba antes.
-No.Lo que hay que hacer es llamar al dueño y que los eche a la calle.-una voz de hombre.
-Como está el patio.-susurré a Eva.-Vamonos.
Nos fuimos dejandolos discutiendo.
Entramos al piso.
-Desnudate y ponte de rodillas.-ordené.
Eva obedeció con rapidez.
-Asi que quieres ser esclava.-empezé.
-No.-respondió.-Quiero ser tu esclava.
-De nadie más.-puntualizó.
-Habría ciertas normas que deberías aceptar.-continué.
-Te escucho.-mirandome con interés.
-Coño totalmente depilado permanentemente.-empezé.
-Lo acepto.-respondió.
-Nunca llevarás bragas salvo los dias “tontos del mes” que teneis las mujeres.-fué la siguiente condición.
-Lo acepto.-su respuesta.
-Nunca cruzarás las piernas en mi presencia.-otra condición.-Has de estar siempre dispuesta por si decido usarte.
-Eso ya lo ví en la pelicula.-respondió.
Una mirada fija por mi parte.
-Esta bien.-con voz dulce.-Perdón.Lo acepto.
-Acatarás todas mis ordenes sin rechistar y aceptarás ser castigada cuando quiera con o sin motivo.-la siguiente.
Me miró durante unos segundos.
-Lo acepto.-su respuesta.
-A partir de ahora todo tu cuerpo incluyendo tus tres agujeros no te pertenecen.-dije serio.-Son mios.
-Lo acepto.-tras unos segundos de pausa.
-Puede que un dia me apetezca traer a otra chica para veros jugar a las dos.-otra condición más.
-Yo nunca he estado con una chica.-balbuceó.
Nueva mirada silenciosa por mi parte.
-Pero si ese es tu deseo lo acepto.-acabó diciendo.
-Dejarás a tus compañeras de piso y vendrás a vivir conmigo en un piso que alquilaré solo para los dos.
La cara se le alegró.
-Lo acepto.-sonriendo.
-De momento no se me ocurre nada más.-acabando.-¿Alguna pregunta?.
-¿Me entregarás a otros?.-se la veía nerviosa al preguntarme eso.
-No, jamás.-respondí.-Tu único hombre seré yo.
Eva dió un suspiro de alivio.
-¿Me marcarás como en la pelicula?.-preguntó.
-No.-respondí.
-¿Llevaré un collar como esas chicas?.-seguía preguntando.
-Si.-respondí.-Mañana iremos a comprarte uno al sexshop de Jorge.
-Pero solo te lo pondrás cuando estemos a solas en casa.
-No se me ocurre nada más.-acabó.
-Vamos a la cama.-dije a Eva.-Ha sido un dia muy largo.
-Tienes hasta mañana para cambiar de opinión.-advertí.
-No lo haré.-respuesta rotunda.
Nos metimos en la cama.
Sonreí pensando en la cara que pondría Jorge al vernos otra vez.
Asi me dormí.
(continuará)

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Capitulo 19
Publicado en:11 Marzo 2019 3:00 am
Última actualización en:11 Marzo 2019 3:02 am
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CAPITULO 19

Acabamos de comer.
-Vamos al cine para hacer tiempo antes de ir a la reunión de vecinos.-dije a Eva mientras tomaba el café.
-¿Y a hacer cositas con las luces apagadas?.-preguntó mordisqueandose el labio inferior.
-O encendidas.-respondí sonriendo mientras iba a la barra a por el periodico.
En aquella época no había internet así que la cartelera de peliculas la teníamos que ver en los periodicos.
Eché un ojo a la cartelera.
Muchos cines, muchos estrenos, muchas reposiciones.
Y se me iluminó la cara.
Miré a Eva siendo ahora yo quien se mordía el labio.
Ella intuyó que ya se me habría ocurrido una de las mias y lejos de importarla me dedicó una amplia sonrisa de complicidad.
En un cine de esos pequeños de barrio proyectaban una reposición.
Historia de O.
Yo ya la había visto cuando la estrenaron pero quería ver la reacción de Eva.
-Vamonos.-dije tras pagar la cuenta.
La minifalda de Eva, por mis maniobras durante la comida, estaba demasiado arriba cuando se levantó de la silla.Aunque se dió prisa en bajarsela le dió tiempo a una pareja de mediana edad que había en la mesa de enfrente de ver más de lo “normal”.
Consecuencias logicas.
Ojos como platos de él.
Codazo de la mujer que lo acompañaba.
Yo sonreí sin mirarles.Sin duda había uno que dormiría en el sofá aquella noche.
Nos dirigimos al coche.
-Conduces tu.-dandole las llaves.
-Creí que me harías ir en el maletero.-sonriendo.
Ya estaba provocando.
Y AMO CARLOS, desde luego, no iba a aguantar eso.
-Vamos antes a ese sexshop al que fuistes.-dije mirando su minifalda que al sentarse había quedado insultantemente corta mostrando sus deliciosos muslos y piernas perfectamente depiladas.
Eva se miró y sin hacer nada arrancó el coche e inició la marcha.
Seguía sonriendo.
No tardamos en llegar.
-Voy a entrar yo solo.-dije bajando del coche.
-Entra tú dentro de 5 minutos y dame un beso.-continué.
Se la notó cara de extrañeza
-Vale.-se limitó a responder.
Entré en el sexshop.
Había mucha luz y musica ambiental.
Gran variedad de peliculas, juguetitos de todas clases, modelos y tamaños.
Un chico, al que llamaremos Jorge, se me acercó amablemente y me preguntó si me podía ayudar en algo.
Le respondí que solo estaba mirando y sin dejar de sonreir volvió al mostrador.
Era un chico joven agradable.Se le veía buena persona.
Pensé que no se merecía lo que iba a pasar.Era buena gente.
Pero ahi estaba AMO CARLOS y él tenía que liar alguna.
AMO CARLOS malvado.
Entró Eva y Jorge salió de nuevo y la saludó.
Tartamudeaba esta vez.No me cabía ninguna duda de que era el mismo que la atendió la última vez.
Eva se me acercó y abrazandome por el cuello me dió un largo beso.
Al abalanzarse sobre mí se le levantó un poco la minifalda dejando ver más muslos de lo legalmente permitido.
Jorge no la quitaba ojo.Ya sudaba un poco y se le notaba un bulto sospechoso en el pantalón.
Y lo que le quedaba por aguantar al pobre Jorge.
AMO CARLOS no había hecho más que empezar.
-Una maravilla de latigo el que me vendistes.-dijo Eva a Jorge con una sonrisa.
-Duele pero no deja marcas.-prosiguió.
-La madre que la parió.-recuerdo que pensé.
No me extrañaba que el chico tartamudease dada la naturalidad con la que hablaba Eva.
El bulto de la entrepierna del Jorge era más que evidente aunque intentaba disimularlo poniendo las manos delante.
Creo que Eva fué la única que no se dió cuenta de ello.
-¿Me puedes enseñar esto?.-dije para intentar desviar la atención y calmar en lo posible la tensión del chico.
Era una cajita que estaba abierta con dos bolas en su interior.Imagino que estaba de muestra.
-¿Que son?.-preguntó Eva a Jorge que ya no sabía como ponerse.
-Son bolas chinas.-intentando aparentar tranquilidad.
-¿Y para qué sirven?.-preguntó con interés.
Me retiré un poco de ellos y me tapé con disimulo la cara para que no vieran mi risa contenida.
A ver como se las apañaba Jorge para explicarselo.
-Pues.-empezó a tartamudear.-se meten dentro y con el movimiento hace su efecto.
-¿Dentro de que?.-Eva seguía preguntando con interés.
El hecho de que se notaba que Eva carecía de malicia al preguntar hacía, si cabe, más morbosa la situación.
Me di la vuelta.Me caían las lagrimas de la risa.Eso si silenciosa.
Jorge se había metido en un buen lio y a ver como salía de él.
Decidí, cosa que noté que agradeció el chico, acudir al rescate.
-Cariño.-dirijiendome a Eva.-Las bolas se meten en el coño.
Cara de sorpresa.
-Con el movimiento vibran y te proporcionan una sensación muy agradable.-acabé mi explicación con una sonrisa.
La cara de Eva pasó de ser de sorpresa a curiosidad.
-Tambien las tenemos anales.-continuó Jorge intentando mantener la entereza.-Y otras que van a pilas.
Eva escuchaba con interés.
-Enseñame las que van a pilas.-dije a Jorge.
Jorge abrió un estante y sacó una cajita más grande y la abrió.
Dentro había dos bolas blancas con un cable que las unía y terminaba en una cajita rectangular tambien blanca con una rosca.
Calculo que habría palmo y medio entre las bolas y la cajita del mando.
Cojí la caja y miré las bolas y luego a Eva que, al verme sonreir, empezaba a saber lo que tramaba.
Sus ojos empezaron a brillar y el pobre Jorge ya no sabía como ni donde colocarse.
-Nos quedamos con estas.-dije a Jorge sin apartar mi mirada de Eva que estaba expectante.
-¿Se las envuelvo?.-Jorge intentando ser solicito.
-No.-respondí.-Nos la llevaremos puestas.
Jorge, del susto imagino, se sujetó con una mano al mostrador.
A Eva no la extrañó.Volvió a morderse el labio inferior y Jorge volvió a ponerse tras el mostrador.
-Ve al baño y limpia bien las bolas con agua y jabón.-dije a Eva con voz suave pero firme.
-Y no mojes la cajita de la rueda.-acabé.
Eva fué al baño y nos quedamos solos Jorge y yo.
Jorge no sabía que decir.
-No te preocupes, Jorge.-tranquilizandolo.-Me las voy a llevar pero quiero ver si funcionan antes.
Eva Volvió y me dió las bolas que estaban relucientes.
Me arrimé hacía ella que respiraba ya agitadamente.
Miré a mi alrededor.No había nadie más.
Metí las bolas tirando de la cintura de la falda de Eva dejando fuera el mando colgando de su cintura.
Jorge sudaba ya y mucho.
Metí la mano bajo la falda de Eva sin dejar de mirarla e introduje las dos bolas en su coño.
Entraron con tanta facilidad que estuve a punto de preguntarle a Jorge si no las había más grandes.
No pregunté.
Sigo.
Eva más que respirar jadeaba.
Jorge seguía inmovil tras el mostrador.
Abrí la cajita del mando.
-Pilas.-dirigiendome a Jorge.
El pobre chico estaba tan nervioso que me dió unas de tamaño grande.
Me limité a mirarle.
Temblando cogió otro paquete.Esta vez eran las correctas.
Coloqué las pilas y puse mi dedo indice en la ruedecilla.
-Pon las manos sobre el mostrador y cierra los ojos.-ordené a Eva.
Eva lo hizo quedando frente a Jorge.
Esperé unos segundos.
Giré la ruedecilla lentamente pero con firmeza hasta dar la máxima velocidad.
Un uff prolongado salió de la boca de Eva a la que empezaban a temblarle las piernas.
-Si.-dije con calma.-Parece que funciona bien.
Creí que Jorge se desmayaba.Una manchita circular en su entrepierna indicaba que iba a tener problemas para acabar su jornada laboral a menos que tuviese otros pantalones de repuesto.
AMO CARLOS cruel.
Giré la ruedecilla al revés para quitar la vibración.
Eva me miró con mirada lujuriosa.Yo solamente la sonreí.
-Tambien nos llevaremos esas que van sin pilas.-dije a Jorge que estaba en un autentico apuro ya que la mancha de su pantalón se iba haciendo más grande.
-¿Te importa que las coja yo?.-sacandole del aprieto.
-No.-voz nerviosa.
Cogí uno de los paquetes que estaba cerrado y se lo dí a Jorge.
Pagué la cuenta y salimos dejando a Jorge dentro del mostrador.
Nos dirigimos al coche.
Abracé a Eva por la cintura mientras caminabamos.
No era un abrazo de muestra de cariño.Era la manera de tener, con disimulo, acceso al mando de las bolas.
Giré un poco la ruedecilla.Eva se paró y me miró.
Giré un poco más.Eva cerró los ojos.
Paré la vibración.
-Ya está bien.-dije con sonrisa perversa.-De momento.
-Parece que te lo vas a pasar bien con tu juguetito nue...-No acabó la frase.
Le había dado a tope a la ruedecilla.
Eva apretó los ojos con fuerza y me cogió con fuerza el brazo.
Un señor que pasaba por la calle se paró.
-¿Se encuentra bien la chica?.-preguntó visiblemente preocupado.
Eva no es que no se encontrase mal.Es que estaba en la gloria.
Paré de nuevo la vibración.
-Tranquilo.-dije al transeunte.-Se le pasa enseguida.
-Un golpe de calor.-añadí.
Eva abrió los ojos.Respiraba profundamente.
-Gracias por preocuparse buen hombre.-alejandonos en dirección al coche.
-La pelicula empieza a las 6 de la tarde.-dije una vez montados en el coche.
-Son casi las 5.-añadí.-habrá que hacer tiempo.
Le dije la calle donde estaba el cine.Eva lo conocía.
Iniciamos la marcha y la hice parar junto a un kiosko de prensa.
Bajé del coche y compré dos periodicos.
No recuerdo cuales eran.Los cogí al azar y entré en el coche.
Cogí uno de los periodicos.
-Ponlo sobre el asiento.-ordené.-y sientate con el culo directamente encima.
Comenzaban las maldades.
Eva obedeció.
Tras recorrer unos metros la dije que aparcase.
Con sorpresa pero sin preguntas lo hizo.
Giré la ruedecilla que me quedaba a mano a tope.
-Cuenta despacio hasta diez en voz alta y no te corras.-ordené.
Eva volvió a cerrar los ojos y sus piernas empezaron a temblar.
-Uno, dos, tres, cuatro...-empezó a contar.
-Más despacio.-interrumpí.-empieza otra vez.
-Uno...dos...tres...cuatro...cinco..
Su voz se entrecortaba cada vez más y el temblor de sus piernas iba en aumento.
Llegó a diez.
Paré otra vez girando la ruedecilla.
-Continua conduciendo.-con una sonrisa.
Asi lo hizo.
Hasta llegar al cine la hice parar tres veces más.
Paraba, aparcaba, giro de rueda y a contar despacio.Y nada de correrse.
El periodico estaba empapado.Había sido una buena idea comprarlo.
Me daba cuenta de que no iba a tardar en correrse de forma bestial así que decidí tener piedad.
Lo decidí yo.Pero yo no era quien decidía.Era AMO CARLOS.
Así que el final no es dificil imaginarlo.
Ultima parada muy cerca del cine.
Stop, aparcamiento y giro de rueda.
-Cuenta hasta 30 y correte.-ordené.-pero despacio.Y antes de correrte dí..para ti..solo para ti.
-Uno...dos...tres...cuatro...cinco...seis...-empezó a contar con los ojos cerrados.
No respiraba.Directamente jadeaba.
-Empieza otra vez.-serio.-No te entiendo bien.
Ojos cerrados de nuevo.
-Uno...dos...tres...cuatro...cinco...
Llegó hasta 28.
-Empieza otra vez.-nuevamente serio.-Con tanto jadeo no me entero.
Abrió los ojos.Mirada de suplica.Piernas temblando ya descaradamente.
-Uno...dos...tres...cuatro...
Cada vez temblaba más.
Se notaba que tenía miedo a que la hiciese empezar otra vez a contar.
Miedo que aumentaba a medida que se acercaba al 30.
Y permanecí en silencio.
Treintaaaaa.-balbuceó.-para ti...solo para tiiiiiii.
Se agarró fuerte al volante y se corrió.Tanto rato aguantando la corrida hizo que al final esta fuera brutal y el periodico quedase como si lo hubiese metido en un cubo de agua.
Se dejó caer sobre el volante para intentar recuperar el aliento.
Pero las bolas seguían metidas en su coño y la velocidad al máximo.
No tardó casi nada en agarrarse de nuevamente con fuerza al volante y cerrar los ojos.
-Para ti...solo para ti...
El periodico cada vez estaba peor.
Paré la ruedecilla.
La dejé respirar unos minutos.
-Entre los inventos de los chinos y tu vais a acabar conmigo.-acertó a decir entre jadeos.
Me eché a reir.
-Vamos a ver la pelicula.-dije bajando del coche.
Eva salió con más dificultad ya que el periodico se le había quedado pegado a su culo de tantos jugos emanados.
Se despegó, salió y me dió el periodico que yo tiré a la papelera.
Eva vió que yo tenía en la mano el segundo periodico.
-¿Tienes toallitas humedas?.-pregunté.
-Si.-respondió.-En la bandeja de atrás.
-Entra a los asientos de atrás y limpiate bien.-ordené.
Me coloqué junto al coche vigilando miradas curiosas.
Al poco salió Eva ya limpia y refrescada.
Si pensaba que todo acababa ahi lo llevaba claro.
(continuará)

P.D.-Nuevamente indico que ciertas prácticas que escribo en mi historia las sigo haciendo hoy en dia.Asi que es normal que alguna se identifique y sepa con mayor fiabilidad la sensacion que se vive, sufre y disfruta con las mencionadas prácticas.


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Capitulo 18
Publicado en:11 Marzo 2019 2:59 am
Última actualización en:11 Marzo 2019 3:02 am
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CAPITULO 18

Transcurridos unos metros volví a parar el coche y me acerqué a Eva que respiraba jadeante.
Sin decir nada le señalé el maletero del coche.Eva lo entendió y sin apartar la mirada de mí puso ambas manos encima del maletero y abrió un poco las piernas.Puso el culo en pompa.
La acaricié suavemente el pelo.Fuí bajando lentamente el dedo indice de la mano derecha a lo largo de su columna.Lo hice muy despacio mientras le mordía suavemente el lobulo de la oreja.
-Me lo voy a pasar en grande.-la susurré al oido.
Eva no dijo nada.El latigo en su boca hacía de mordaza pero sus ojos mostraban felicidad y excitación al mismo tiempo.
Le cogí el latigo de su boca y, tras dejar que sintiera el suave tacto del cuero, me separé de ella.
Eva separó más las piernas y mirando al frente levantó un poco más el culo.Sabía lo que iba a pasar.Y creo que lo deseaba.
Diez azotes más.Pausados y no demasiado fuertes.
Eva no protestó.A cada latigazo encojía un poco el culo y lo movía un poco de lado a lado como bailando.
Era excitante.
El último azote fué más fuerte.La estaba probando.
Un gruñido salió de su boca pero mantuvo la posición.
Miré la casa.No quedaba lejos.
Aunque según Eva no había nadie en la casa yo tenía mis miedos.Algún cazador furtivo o sus padres que se hubiesen presentado por sorpresa.
Pensé que si cualquiera nos viera así iba a ser más que dificil dar una explicación creíble.
-¿Seguro que está la casa vacia?.-pregunté a Eva que seguía jadeante y apoyada en el maletero.
-Si.-respondió.-Seguro.
-Seguro no hay nada.-afirmé.-¿Donde están las llaves de la casa?.
-En mi bolso.-mirandome a los ojos.
-Bien.-asentí.
Cogí las llaves del coche y abrí el maletero.La desaté las manos.
-Entra.-ordené.
Con una naturalidad que hasta a mi me sorprendió Eva entró en el maletero y se puso de rodillas.
-Las manos a la espalda.-nueva orden.
Eva obedeció.
La até las manos a la espalda y la ayudé a recostarse en el amplio maletero.
Doblé sus rodillas hacia atrás y con la misma cuerda até sus tobillos.
Me excitaba la imagen.
Lejos de estar nerviosa se la notaba por su respiración y por sus ojos que estaba muy excitada y entregada.
Y expectante.
Cogí el latigo de tiras cuyo mango era como un consolador y sin miramientos se lo metí en el coño.Entró muy dada la humedad de su sexo.
Un dulce jadeo más que quejido salió de su boca.
Eva cerró los ojos.
-Mantenlo ahi.-la susurré agachandome hacia ella.-Aprieta las piernas y que no se salga.
Eva asintió con la cabeza mientras mantenía los ojos cerrados.
Subí al coche e inicié de nuevo el camino hacia la casa.
De vez en cuando pillaba algún bache.La verdad es que lo hacía adrede.
La maldad de AMO CARLOS supongo.
-Menos mal que voy despacio.- pensé para mí.-o Eva se traga la puerta del maletero.
Mis miedos y temores se fueron disipando a medida que me acercaba a la casa.No había coches ni movimiento.
Paré junto a las escaleras que daban a lo que yo suponía que sería la puerta de entrada.
Bajé del coche y miré alrededor.
La vista era espectacular y desde allí se controlaba toda la finca.
Había muchos pinos pero el que había frente a la casa destacaba por su tamaño.Daba mucha sombra.Ideal para el verano.
Cogí las llaves y tras varias pruebas entré en la casa.
Eva seguía en el maletero.
La casa estaba amueblada con muy buen gusto.Olía a cerrada aunque eso me pareció normal.
La revisé bien.No quería sorpresas.
No había nadie.
Salí de la casa y dirigiendome al coche abrí el maletero.
Encontré a Eva que respiraba profundamente.Estaba en la misma posición que la había dejado pero las humedades que ví en sus muslos tras desatarla los tobillos me indicaba algo más que obvio.
Se había corrido.
Tras soltar sus tobillos el mango del latigo resbaló y salió del coño de Eva.
-Te has corrido.-la dije serio.
-Si.-respondió.-con el movimiento del coche y eso metido en mi..
No la dejé terminar.
-¿Te he dado yo permiso para que te corras?.-interrumpiendola.
-No.-su mirada era de sorpresa.
-¿Tenía que hacerlo?.-siguió hablando viendo que yo no decia nada.
-Siempre.-respondí con autoridad.
-¿Me vas a castigar?.-dijo con mirada lasciva.
-¿Crees que debo hacerlo?.-respondí preguntando.
-Si.-su mirada ya brillaba.-Hazme gritar.
Aquella respuesta me excitó mucho más si es que ello era posible.
Se habían juntado el hambre con las ganas de comer.
Miré el inmenso pino.
La desaté las manos y la ayudé a salir del coche.
Seguía desnuda.Solo con las zapatillas blancas.
Tras dos intentos conseguí pasar la cuerda por una rama alta y gruesa del pino.
Eva miraba en silencio.
-Acercate.-la ordené.
Eva se acercó y, como adivinando mis intenciones, juntó las muñecas cerrando los puños y los acercó a mi.
Sonreí.
Até ambas muñecas juntas a la cuerda.
Cogí el otro extremo de la cuerda y comenzé a tirar de ella hacia atrás haciendo que su cuerpo se fuera tensando.
Até ese otro extremo de la cuerda a otra rama más baja a la que llegaba con las manos.
Miré alrededor.
Había unos hierros junto a una especie de leñera.
Cogí dos de ellos y con la ayuda de una piedra los clavé en el suelo junto a sus tobillos.
Eva miraba en silencio pero con detenimiento lo que hacía.
Cogí otra cuerda de la bolsa y corté dos trozos pequeños con unas tijeras que había comprado en la ferreteria.
Até los tobillos de Eva a los hierros haciendo que sus piernas se abriesen más.
Un nuevo jadeo.Esta vez más profundo.
Me agaché y con dos dedos abrí su sexo.De su coño ya rezumaba ese liquido brillante de la excitación.
El silencio que reinaba en ese momento, solo interrumpido por algunos grillos chillones, lo apagaban los jadeos de Eva.
La situación era de lo más morboso y excitante.
Hacía calor.
Me quité toda la ropa excepto la ropa interior para estar más cómodo y para evitar más facturas de tintorería.
Eva me miraba y sonreía.
Notó mi bulto más que notable.
-Mira como me has puesto.-señalando mi entrepierna.
-Puedes usarme si es tu deseo.-dijo con ese brillo en los ojos.
Me acerqué a su oido.
-Ahora mismo no podrías hacer nada para evitarlo.-la susurré.
-Ni puedo ni quiero.-con voz entrecortada.
-Soy tuya.-añadió.
Tras esa respuesta dudo mucho que casi nadie rechazase esa proposición.
Si digo casi es porque AMO CARLOS estaba allí y tenía otros planes primero.
AMO CARLOS el malvado.
Entré en la casa y cojí una toalla de lavabo.
Salí de la casa y sin decir nada se la até a Eva a la altura de los ojos.
-¿Cual es la verdura que menos te gusta?.-pregunté mientras la vendaba los ojos.
-Los pimientos.-respondío con curiosidad.
Bien.-dije yo.-Si ves que soy demasiado duro y no lo soportas di la palabra pimiento y paro el juego.
-¿Y si eres demasiado blando digo tomates que me encantan?.-preguntó con voz dulce pero desafiante.
Eva tuvo que escuchar mis sonoras carcajadas.
Me separé un poco y la miré.
Desnuda, expuesta y con los ojos tapados.
Cogí la cuerda de nuevo.A pesar de haber cortado dos trozos quedaba un trozo largo de más de dos metros.
Se la pasé por detrás del cuello dejando que ambos extremos descansasen sobre los pechos y vientre de Eva que respiraba rápido.
Levanté las manos y puse cuatro dedos en cada muñeca de Eva que comenzaba a jadear.
Acaricié con suavidad sus muñecas.Me tomé mi tiempo antes de bajar por sus brazos.
No sé si sería por la suavidad de mis caricias o por la situación morbosa lo que provocó que su piel se erizara.
Tal vez fuera una mezcla de ambas.
No había prisa.
Hice una parada en sus axilas.Las rasqué con mucha suavidad.
Eva empezó a temblar.Y yo seguía machacando con caricias terriblemente suaves que iban bajando por los laterales de su cuerpo.
Sus pezones se notaban que estaban muy duros.
Cuando llegué a sus muslos me tomé un tiempo subiendo y bajando con el roce de mis uñas.Primero por la parte exterior de sus muslos.Luego la parte delantera y al fin el interior de sus muslos.
Más temblores.Más gemidos.Tenues pero continuos.
Y tembló y gimió más cuando con mis uñas rasqué con extremada suavidad los labios de su sexo por fuera.
Noté que el liquido brillante salía de su coño y resbalaba con lentitud por sus muslos.
Sus jadeos ya no eran tenues.Gemía con fuerza.
Paré y cojí la cuerda que había colocado en su cuello.
-Tienes que aprender que tienes que pedirme permiso para correrte.-dije con voz suave rozando con la cuerda su cuerpo para que lo notase.
-¿Cada vez?.-preguntó jadeando.
-Si.-dije serio.-Cada vez.
-¿Y si no lo hago?.-seguían los jadeos.
-Pues que me lo pasaré de maravilla azotandote.-dije con sonrisa irónica.
Una sonrisa absurda ya que ella no podía verme.Pero yo sonreí y asi lo cuento.
-Pues te vas a divertir de lo lindo ya que no lo voy a hacer.-otra provocación.
No dije nada.
Me acerqué a sus labios y le besé con dulzura.Eva al notar mis labios abrió la boca e intentó meterme la lengua.
Me aparté evitandolo provocando un gruñido por su parte.
Andé unos metros para atrás.Me puse a su espalda.
-Lo aprenderás por las buenas o por las malas.-dije desde la distancia.
Cogí el extremo de la cuerda y tras tomar impulso solté la mano haciendo que la cuerda impactase en el cuerpo de Eva rodeando su cuerpo y acabando en su espalda.
Un nuevo quejido.
Me acerqué a Eva para ver la marca.
Un muy leve color rojizo marcaba la trayectoria del primer azote.
Seguí con el castigo.
Uno a uno iban cayendo los azotes sobre su cuerpo que se arqueaba a cada golpe certero.
Eva no gritaba.Tan solo unos leves quejidos mezclados con jadeos salían de su boca.
Cuando llegué a 20 paré.
Me acerqué nuevamente a Eva que seguía respirando profundamente.
-Espero que no hayas cambiado de opinión.-dije irónicamente.
-Estoy disfrutando con esto.-añadí.
-Pues sigue disfrutando.-respondió girando la cabeza hacia mi aún con los ojos tapados por la toalla.-Me gustan los tomates.
Más provocación.
Nuevas risas por mi parte.
Me puse frente a ella y agachandome noté que sus excitación iba en aumento.
Con fuerza metí desde abajo dos dedos de mi mano derecha de golpe en su más que encharcado coño.
Un jadeo profundo y sonoro salió de su boca.
Metí el tercero y luego el cuarto dedo.
Entraban con mucha facilidad dada la extrema lubricación de su coño.
Lentamente fuí metiendo el quinto dedo y al final el puño entero.
Cuando lo hube metido paré.
Eva ya más que jadear emitía pequeños gritos de lo más excitantes.
Movía las caderas como queriendo mover el puño que estaba bien incrustado en su chorreante coño.Con los dedos pulgar e indice de la mano izquiera abrí los labios de su sexo descubriendo su clitoris que parecía un minipene erecto.
Saqué un poco el puño y lo volví a meter.Con lentitud.
Con la punta de mi lengua lamí la punta de su clitoris que amenazaba con estallar.
A Eva le temblaban las piernas.Y mucho.
Y más cuando inicie el lento pero continua metesaca con el puño.
La lengua seguía machacando con extrema suavidad su clitoris.
Era una autentica delicia verla contonearse, temblar y gritar al ritmo de las embestidas de mi puño y las dulces caricias de mi lengua que sin piedad machacaba una y otra vez su sexo.
Noté que su coño se contraía levemente apretando mi puño.
Y empezaron los gritos, ya fuertes, cuando empezé a notar un liquido que me presionaba el puño.
Lo saqué de golpe y un chorro emanó de su coño.Como si se estuviera orinando pero no era orina y yo lo sabía.
Metí de nuevo mi puño en su coño que entraba con una facilidad pasmosa.
Cinco embestidas más y lo volví a sacar.Nuevo chorro.
Sus temblores y gritos ya eran escandalosos.
AMO CARLOS sin piedad.
Por tres veces más repetí la operación.
Cinco embestidas, puño fuera y chorro cada vez más escaso pero igual de intenso.
Saqué el puño y paré.
Había que dejarla respirar un poco.
La quité la toalla para mirarla.
Ese brillo en los ojos no había desaparecido.
Seguía respirando profundamente.
-¿Y ahora más azotes?.-se atrevió a preguntar.
-Me he corrido varias veces.-agregó.
Me limité a sonreir y a coger nuevamente la cuerda larga que había empleado como latigo.
Me coloqué frente a ella.
Durante un segundo Eva miró la cuerda.Despues a mi.
Ojos de deseo.
El primer azote de la nueva tanda fué mas fuerte que los anteriores.Subí el nivel.
La cuerda bordeó su cuerpo acabando en su vientre.
Eva hizo una mueca pero se mantuvo callada sin dejar de mirarme.
Continué pausadamente los azotes que iban cayendo uno a uno.Con el movimiento de mi muñeca, ya bien adiestrada, evitaba que dejara marcas en su cuerpo.Pero sin duda la tenía que doler.
A cada azote ella respondía con un pequeño grito.Pero me seguía mirando a los ojos esperando desafiante el siguiente.
Aumenté el nivel de castigo azotando con más fuerza.
Los gritos empezaban a ser fuertes.
Y paré.
Saqué de la bolsa dos paquetes de pinzas de madera.
Empezé a colocarselas en forma de circulo ocupando toda la periferia de sus pechos.
Eva no se quejaba.Una simple mueca de vez en cuando.
Cuando coloqué una pinza en cada pezón que estaba muy duro y sensible si que soltó un quejido.
Me acerqué a sus labios y la besé con dulzura mientras con las palmas de mis dos manos retorcía las pinzas de sus pechos.
Eva empezó a respirar otra vez profundamente mientras su lengua se metía en mi boca con pasión.
Bajé la mano hacia su coño y lo noté otra vez encharcado.
Me separé de ella y cogiendo cuatro pinzas le puse dos en cada labio de su sexo.
Tampoco se quejó.
Cogí de nuevo la cuerda y sin preambulos la comenzé a azotar de nuevo.
Esta vez lo hice con fuerza.Nivel un poco más alto.
Alternaba los azotes que terminaban en su vientre y estomago con otros que al bordear golpeaban las pinzas.
Algunas pinzas de sus pechos iban cayendo al ser golpeadas por la cuerda.
Ahi Eva empezó a gritar.
Paré unos segundos.Aun quedaban muchas pinzas.
Volví a besarla con suavidad mientras arrancaba pinza a pinza tirando de una de las patas provocando excitantes quejidos ahogados por mi beso.
Dejé las de los pezones y coño para el final.
Esas las quité despacio.Ahi si hubo algun grito.
Acaricié sus pechos, pezones y coño castigados por las pinzas.
La desaté.
Eva exhausta se dejó caer quedando de rodillas y a cuatro patas.
Esperé un minuto a que recobrase el aliento.
-Vamos a tu habitación.-ordené.
Eva se levantó despacio y me llevó por la casa hasta su habitación.
Llegamos a la puerta.
-Ponte de rodillas y entra a cuatro patas.-orden directa.
Eva obedeció entrando asi en la habitación.
Me desnudé del todo y me puse yo a cuatro patas encima de la cama.
-Pasame la lengua.-mirandola.-por el culo.
Una sonrisa , esa mirada brillante y morbosa y se acercó a mi culo.
Empezó a lamerlo con fuerza.Largos y profundos lenguetazos por toda la raja de mi culo.Con ambas manos me lo abría para lamer mejor.
Me encantaba.Lo hacía con ganas, con lujuria, con pasión.
La cogí por atrás del pelo para que parase y me tunbé boca arriba en la cama.
No hizo falta decir nada.
Solo señalé y Eva se abalanzó sobre mi polla a punto de explotar.
La chupaba con ansias.
La volví a coger del pelo.
-Más despacio y más suave.-dije serio.
Eva ya se lo tomó con más calma y en vez de chuparla con furia pasó a saborear cada centimetro con lenguetazos a lo largo y a lo ancho de mi polla.
No dejaba de mirarme con ojos de viciosa.No me cabía ninguna duda de que la apasionaba hacerlo.
Aguanté, nunca mejor dicho, unos minutos.
La aparté y la ordené ponerse ella a cuatro patas sobre la cama.
Me coloqué tras de ella y de un embite seco la metí mi polla en su coño hasta el fondo.
Un grito de placer por parte de Eva.Una pausa por mi parte.
Empezé con embestidas suaves recorriendo despacio toda la profundidad de su coño.
Eva jadeaba.
Empezé a acelerar el ritmo.Cada vez más.
Los jadeos se convirtieron en gritos pequeños pero continuos.
La agarré el pelo y como si estuviese cabalgando empezé con embestidas duras y rapidas.
El chapoteo de mis embestidas sobre su coño mojado provocó ya no gritos.Eran alaridos de placer lo que salía de la boca de Eva.
Y yo no cesaba.Cada vez más duro.
AMO CARLOS inmisericorde.
Un largo Diossss y la opresión de un liquido en la punta de mi polla me decían que la corrida de Eva era inminente.Y por sus temblores iba a ser brutal.
No dejé las embestidas.Cada vez que la sacaba un chorrito de liquido caliente salía de su coño mojando y resbalando por mi polla regando sus muslos.
Y continue hasta que ví que su cuerpo se arqueaba, sus temblores aumentaban y sus alaridos mencionando a Dios con pausas breves para respirar no pararon.
La solté del pelo y ella cayó sobre la cama totalmente exhausta.
Se giró y mirando mi polla comenzó a chuparla con avidez.Aun jadeaba pero la chupaba con ganas.
No aguanté mucho.
-A comer, perrita.-dije antes de correrme.
Eva cerró los labios para que no se la escapara ninguna gota.
Me miró y noté, por sus ojos muy abiertos, que la corrida estaba siendo abundante aunque ella, a pesar de los amagos de atragantarse, se lo tragaba todo.
Cuando acabó siguió chupando para no desperdiciar ni una sola gota.
Fuí yo quien se quedó ahora quieto y relajado sobre la cama.
-Mi botella de leche.-dijo Eva con mirada pícara mientras seguía pasando la lengua por la punta de mi polla.
Yo me limité a sonreir.
-Me has hecho gritar.-siguió hablando.-De dolor y placer.
-¿Alguna queja?.-acercandome a su cara.
-Todo lo contrario.-respondió dandome un beso.
-Vamos a un restaurante para comer.-dije incorporandome de la cama.
-¿Me visto o me llevas en el maletero?.-dijo con voz morbosa.
-No me tientes, guapa.-respondí con una sonrisa.
Nos vestimos, recojimos todo y nos fuimos a comer de nuevo a la capital.
Mientras comiamos por debajo de la mesa alargué mi pie descalzo a su entrepierna.Con disimulo me había quitado el calcetin.
Al notar el contacto Eva me miró, sonrió y abrió las piernas.
Iba a comer su primera cucharada cuando notó que mi dedo pulgar había acertado de pleno en la raja de su coño.
Noté una contracción en su coño y mi dedo mojado.
Eva cerró los ojos.
-¿Siempre tienes que mojarmelo todo?.-pregunté sin quitar mi dedo.
-La culpa es tuya.-respondió sin abrir los ojos.
-Yo pongo mi pie donde me da la gana.-sonreí.
-Pues si lo pones ahi eso es lo que pasa.-abrió un poco los ojos.
Aparté mi pie.Con disimulo me puse el calcetin y el zapato.
-¿Ya supondrás que aún no hemos terminado por hoy?.-pregunté.
A Eva se le iluminó la cara.
-Eso deseo y espero.-respondió con una sonrisa de oreja a oreja.
Eva la insaciable.
AMO CARLOS más insaciable todavía.
Vaya dos que se habían juntado.
(continuará)

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Capitulo 17
Publicado en:30 Enero 2019 10:20 pm
Última actualización en:28 Marzo 2024 5:56 am
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CAPITULO 17

Eva y yo salimos a la calle.Me preocupaba esa reunión de vecinos.
-¿Que planes tenemos para hoy?.-me dijo Monica.
-No sé.-respondí.-De momento voy a llamar a mis padres para decirles que este fin de semana me quedo aquí.
-Quiero saber si nos echan del piso.-terminé.
-¿Lo pasaremos juntos?.-me sonrió.
-Si.-respuesta corta.
-Pues llamaré entonces a los mios.-dijo Eva.
Cabina telefónica.Llamadas no muy largas.Examenes el lunes como excusa y fin de semana libre en la capital.
A mi madre le preocupaba que me quedase sin dinero.Me mandaría con uno de mis compañeros de piso las 3.000 pesetas de la semana el lunes.
Las madres siempre pensando en sus hijos.
Y a mi, francamente, dinero ya no me hacía falta.Pero no se lo iba a decir.
-Lastima que no tengamos coche.-dije a Monica mientras caminabamos.
-Yo tengo coche.-me interrumpió Eva.
En estos dias casi no habíamos hablado de nosotros.
Nuestro tiempo lo habíamos pasado entre juegos y más juegos.
Eva era de una familia rica.Su padre tenía una fabrica que le iba muy bien.Y ella era única.
-Pues nunca te he visto con coche.-dije a Eva.
-Porque vivo con las compañeras de piso muy cerca de la universidad.-respondió.-Solo cojo el coche para ir a casa.
-Podíamos ir a una finca que tenemos a media hora de aquí.-añadió con picardía Eva.
-¿Solitaria?.-dije con interés.
-Si.-respondió.-Nuestra casa de verano.Y tengo las llaves en el piso.
-Allí me puedes hacer gritar todo lo que quieras.-susurrandome al oido.
-Nadie me oirá.-con mirada traviesa.
Cosquillas en el estómago.Brillo en sus ojos.Excitación palpable en el ambiente.
Cada vez estaba más convencido de que Eva estaba más por AMO CARLOS que por carlos.
-Ve a por el coche.-practicamente era una orden.
-Nos vemos en el portal de mi piso a las 11.-terminé.
Eva sonrió con esa mirada pícara que tanto me gustaba.
-Aquí estaré.-dijo como respuesta.-Seré puntual...o no.
Su sonrisa y el brillo de su mirada se intensificaron al decir esto último.
-¿Voy a tener que volver al piso a por el latigo?.-dije frunciendo el ceño.
-Si.-dijo Eva dandome un dulce beso en los labios.-Creo que si.
Desde luego Eva parecía insaciable.Y Lo peor es que AMO CARLOS tambien.
Unas cuantas frases y AMO CARLOS ya estaba maquinando ideas.
AMO CARLOS en su salsa.
Tenía que hablar con Mari Carmen.Esto se me iba de las manos.
Eva se marchó y yo me dirijí al local.
Saludé brevemente a Monica y a Esther y me dirigí a su despacho.
Se sorprendió al verme.
Con la mano me indicó que me sentara.
-¿No te vas a tu casa este fin de semana, mi ?.-preguntó.
-No, jefa.-mirada cabizbaja.
-Tienes mala cara.-mirandome.-¿Que te ocurre?.
Se lo conté.Eva, la cena, los rellanos, el latigo, los gritos, la reunión para echarnos.
-Me voy a tirar al rio.-empezé en tono irónico.
-Aunque como el rio está seco igual me rompo un hueso.-seguí hablando con ironía.-Así que mejor no me tiro.
Mari Carmen se echó a reir.Ya me había acostumbrado a verla reir aunque yo no estaba para muchas bromas.
-Por lo del piso no te preocupes.-empezó a hablar.-Tengo un piso aquí cerca que está vacio.Puedes vivir ahi.
-Seguro que llegamos a un acuerdo en cuanto al alquiler.-sonrió.
-Lo del piso no es el principal problema.-respondí.
-¿Y que es eso que tan grave que preocupa a mi ?.-sonreía como si supiese la respuesta.
-Soy un monstruo, jefa.-respondí.-Un autentico monstruo.
-¿Por lo de Eva?.-preguntó sin dejar de sonreir.
-Si.-asintiendo.-Eva es una buena chica y yo he dejado que AMO CARLOS se metiese por enmedio y la metiera en sus juegos.Me siento culpable.
-Pero es que parece que lo busca.-terminé.-Voy a ir al infierno de cabeza.
Mari Carmen se tomó unos segundos y se puso de pie.
-¿Te gustan las ostras, carlos?.-preguntó.
-¿Que clase de pregunta es esa?.-dije sorprendido.
-Las ostras están en el mar esperando pacientemente a que alguien las saque.-se había sentado frente a mi en el otro sillón.
-Al hacerlo.-prosiguió.- pueden pasar tres cosas.
La miré con perplejidad.No entendía nada.
-La primera es que la abras, ves que está bien y te la comas.-siguió.-un manjar exquisito.
-La segunda es que al abrirla te encuentres una perla dentro.-hablaba despacio.-En ese caso eres una persona con suerte.
-¿Y la tercera?.-pregunté.
-La tercera es que no la abras.-terminando.-Al poco la ostra no estará en condiciones y estará para tirar.Y lo peor es que al no abrirla nunca sabrás si estaba buena o si tenía una perla dentro.
-Supongo que ahora me dirás que tienen que ver las ostras con todo esto.-mi extrañeza aumentaba y mi curiosidad tambien.
-Has abierto una ostra y dentro has encontrado una perla.-explicó.-¿Hubieses preferido no abrirla y quedarte con la duda?.
-Y cuando hablas de esa ostra te refieres a Eva.-dije mirandola.
-Asi es.-respondió.-Tu ostra con perla.Un chico afortunado.
-Me quieres decir.-mirandola fijamente a los ojos.-que a Eva no la he convertido en nada.Que estaba dentro de ella y yo lo que he hecho ha sido sacarlo.
Mari Carmen asentía a cada una de mis afirmaciones.
-Aunque tus jueguecitos tambien se las traen.-sonriendo.
-No soy yo.-respondí.-es ese AMO CARLOS que a la minima ya la está liando.
-¿Eva se ha quejado?.-preguntó.
-No.-respondí.-Al contrario.
-¿Se lo pasa bien?.-siguió preguntando.
-Muchisimo.-volví a responder.
-¿Y tu?.-se le notaba interés en conocer mi respuesta.
-AMO CARLOS está encantado.-ahora yo sonreía.
-Pero AMO CARLOS debería quedarse aquí.-continué.-Y carlos el que sale a la calle.
-¿Y carlos hubiese conseguido a Eva sin AMO CARLOS?.-mirada fija.
-No.-dije serio.
-Tu eres AMO CARLOS.-sentenció.-Ya es hora de que lo asumas.Ambos os necesitais el uno al otro.No intentes separarlo de ti.Sois una combinación perfecta.
-Condenados a entendernos.-asentí.
Mari Carmen afirmaba con la cabeza.
-Asi es.Y recuerda que haces felices a los demás.Te sorprendería saber cuantos ostras esperan pacientemente sin suerte a que alguien las abra y disfrute de lo que hay dentro de ellas.
-La gran mayoría.-terminó.-acaban sin vida.Una vida tan aburrida como su existencia.Eva es afortunada.
-Las enseñanzas de Mari Carmen.-sonreí.-Cuadros y ahora ostras.
-¿Que planes teneis para este fin de semana?.-preguntó con sonrisa de satisfacción.
-Nos vamos a una finca que tiene su familia cerca de aquí.-respondí.
-¿Solos?.-Mari Carmen seguía preguntando.
-Si.-respuesta breve.
-Y vas a hacer de las tuyas.-sonriendo.
-Si.-rotundo.
Mari Carmen se puso la mano sobre la cara y se empezó a reir con ganas.
-Una cosa que has dicho es cierta.-sin dejar de reir.-Vas a ir al infierno.
Media sonrisa de complicidad por mi parte mientras salía.
-¿A que hora vengo el lunes?.-parado en la puerta.
-Ven a la 1.-respondió.-Tienes sesión a las 5 de la tarde.
-Y va a ser otro reto para ti.-sonrió con malicia.
Mari Carmen sabía que yo odiaba esa intriga y la divertía.
-¿Me adelantas algo?.-pregunté probando suerte.
-Es un AMA.-respondió.-Será una sesión diferente.
-Para, para, para.-interrumpí acercandome alarmado a su mesa.-Yo soy AMO.Y a mi ningún AMA...
-Calma, mi .-levantando la mano izquierda para tranquilizarme.-Ella es AMA pero no viene como AMA.Viene como clienta a recibir su sesión periodica de castigo.Es una buena clienta.
Hizo una pausa.
-Y quiero que esta vez la tenga...contigo.-terminó.
-Eso es otra cosa.-ya calmado aunque extrañado.
-Hablamos el lunes.-saliendo ya del despacho.
-Buen fin de semana, carlos.-despidiendose con una sonrisa.-Que Eva se lo pase bien.
-¿Y a mi no me lo deseas?.-mirada traviesa.
-Tu ya disfrutas desde el momento en que comienzas a tramar tus diabluras.-sonrisa de oreja a oreja.
No dije nada.Me limité a devolverle la sonrisa.
Salí a la calle.Me sentía mejor despues de mi charla con Mari Carmen.
Pasé por una ferreteria y compré algunas cosas las cuales no menciono en este momento.
Paciencia.
Llegué a casa y metí en la bolsa de la ferreteria el latigo, algunas pinzas de madera y el cepillo de pelo.
Bajé del piso.Eran casi las 11.
Había un coche aparcado un poco lejos.No me hubiese percatado si no es porque era un coche precioso(no digo marcas)de color rojo.
Eva llegaba tarde.No sé porque me extrañaba.
Pasadas las 11 el coche rojo arrancó y se iba acercando.
Lo aprecié bien.Era un cochazo impresionante y dentro iba...Eva.
Me quedé parado.Ella bajó del coche, me dió un beso y abrió el maletero.
Metí la bolsa.
Eva miró la bolsa, sonrió pero no dijo nada.
-¿Que hacías aparcada allá si habíamos quedado aqui?.-pregunté creyendo saber la respuesta.
-Haciendo tiempo para llegar tarde.-respondió con total naturalidad.
Me quedé mirandola con mi sonrisa irónica.
-Parece que con 12 no aprendí la lección.-dijo dandome otro de sus dulces y sensuales besos.
-Eso parece.-respondí.-Tendré que esforzarme más.
Yo ya era consciente de que desde que entré en la ferreteria era AMO CARLOS quien hablaba.Y Eva la ostra.Mi ostra.
Entramos en su coche.Ella conducía.
El dia estaba soleado.Hacía calor pero no demasiado.Un tiempo y temperatura ideal para cumplir las maquinaciones de AMO CARLOS.
Con los movimientos de los pedales la minifalda se le iba acortando y enseñando más de lo legalmente permitido.
Eva ni se inmutaba ni hacía ademán de intentar tapar lo que se iba descubriendo poco a poco.
De vez en cuando me miraba y sonreía.
Ese brillo en sus ojos.
Ese bulto en mi pantalón que ella de reojo miraba y la hacían morderse el labio inferior.
Paró en un semaforo.Era sabado y a esas horas casi no había tráfico.
Aproveché que no había ningún coche más y metí la mano en su coño que estaba casi al aire.
Bragas, evidentemente, no llevaba.
Ella no solo se dejó hacer sino que abrió un poco las piernas para que lo hiciese con completa libertad.
Cerró los ojos.
Totalmente empapado.
Aunque eso ya lo daba por hecho me encantaba comprobarlo.
Quité la mano de su coño cuando el semaforo se puso en verde.
Sonreí mentalmente pensando que si un policia nos parase y la viese asi no solo dudo que la pusieran una multa sino que seguro que la daban un premio a la conductora del mes.O acababamos en la carcel de por vida.
Salimos de la capital y cojimos la nacional.
Pasaron unos 20 minutos, en los que no hablamos nada, cuando se desvió de la nacional y llegó a unas verjas grandes de metal.Bajó del coche.Abrió las puertas.Metió el coche y volvió a cerrar la verja con llave por dentro.
Me fijé.
Había un largo camino a través de muchos árboles.En una especie de minicolina se veía una casa.Supuse que era la suya.
Una valla alta rodeaba la finca dando intimidad y protegiendola de miradas indiscretas.
-¿Hay alguién en la casa?.-pregunté.-¿Vigilantes o algo así?.
-No.-respondió.
-Entonces estamos solos.-afirmé.
-Si.-su voz sonaba nerviosa y entrecortada.
La risa nerviosa que provoca la excitación.
Esperé a estar más alejado de la verja de entrada.
-Para el coche.-ordené.
-¿Aqui?.-no noté que se extrañase mucho.
-Si.-volví a ordenar.
Eva paró el coche y se quedó parada.
-Baja del coche.-ordené serio.
Eva obedeció en silencio.
Llevaba una minifalda, una blusa y unas zapatillas blancas.
La miré bien.Preciosa, excitante y excitada.
-Quitate toda la ropa menos las zapatillas.-ordené mientras me dirigía al maletero.
Saqué una cuerda larga de la bolsa y el latigo.
Me giré.Eva ya estaba desnuda y su ropa en el asiento de atrás.
Sus ojos brillaban mucho más.
La cosa iba bien.
La até por las muñecas sin decir nada.Eva tampoco hablaba.
-Abre la boca.-ordené.
La metí el mango del latigo en la boca de forma horizontal para que hiciera de mordaza.
-Sujeta el latigo con tu boca mordiendo.-nueva orden.
Eva obedecía dejandose llevar.Eso me gustaba.
Dejé unos metros de cuerda y até el otro extremo al paragolpes trasero.
Me subí al coche e inicie la marcha muy despacio.
Miré por el retrovisor.
Aquello era tremendamente excitante.
El coche tirando de la cuerda a cuyo extremo estaba Eva que andaba despacio manteniendo la velocidad del coche con el latigo en la boca.
De vez en cuando algún tirón la hacía acelerar la marcha.
Tras unos metros más paré.Bajé del coche sin parar el motor.
Ella respiraba profundamente.
Noté que la humedad de su coño se había ampliado a la parte superior de su muslo derecho.
Sin mediar palabra tiré de la cuerda poco a poco acercando a Eva a la parte posterior del coche.
La coloqué ambas muñecas atadas sobre el maletero.
-Las manos se quedan ahi.-serio.-No las despegues del coche.
-Y la mirada al frente.-al oido medio susurrando.
Ella asintió con la cabeza.
Cojí el latigo.Me separé un poco de ella.
El primer latigazo fué en su culo.Eva hizo una mueca pero siguió callada y mirando al frente.
El segundo en la espalda.Un gruñido.Pero mantenía el culo en pompa y la mirada hacia delante.
Uno a uno iban cayendo los latigazos.Espalda y culo eran los objetivos.
No la azoté excesivamente fuerte.
Cuando llegué a 12 paré.
Me acerqué a Eva que en ningún momento había separado las manos del maletero.
Respiraba rápido y sudaba.
-Espero que estés disfrutando.-en voz baja al oido.-No hemos hecho más que empezar.
Me acerqué a su cara, la sonreí y la dí un beso que ella me devolvió con suavidad.
La coloqué de nuevo el latigo en su boca y metiendome en el coche continué la marcha despacio.
(continuará)
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Capitulo 16
Publicado en:19 Enero 2019 8:41 pm
Última actualización en:28 Marzo 2024 5:56 am
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CAPITULO 16

Salí de la habitación y me fuí a cambiar de ropa.O lo que es lo mismo a ponerme algo de ropa.
Me tomé mi tiempo.Pensé en la señora X.Mi amor platónico.Los insultos, las bofetadas, ese dulce beso y sobre todo en como la había hecho disfrutar.Mi sueño hecho realidad.Aunque en mis sueños no lo hacia así precisamente.
Me fuí al despacho de Mari Carmen.Sin prisa.
Llamé y entré.
Me extrañó lo que ví.
Mari Carmen estaba sentada, algo sudorosa y respirando profundamente.
Sin decir palabra aplaudió una vez, tras unos segundos otra vez y una tercera vez poco despues.
-¿Te encuentras bien Mari Carmen?.-dije con extrañeza.
-Si.-respondió.-Esther y yo hemos visto la sesión completa.
Mi mente calenturienta comenzó a pensar.Mari Carmen y Esther juntas viendo la sesión.AMA y esclava.Mari Carmen sudorosa.
Mejor no seguir pensando o me pondría “peor”.Ya estaba la cosa que ardía por la sesión como para echar más leña al fuego.
Me centré.
-¿Y bien?.-pregunté.-Dijistes dolorida y sin marcas.
-Y asi ha quedado.-terminé.
-¿Eso que ha pasado ahi dentro estaba previsto o ha sido improvisado?.-interrumpiendome.
-Ha habido de todo.-sonreí.
Analizandolo friamente no esta mintiendo.El llevar puesto “mi traje de trabajo” estaba previsto.Lo demás no.
-No has utilizado el taburete negro.-añadió.
A esta Mari Carmen no se la escapaba detalle.
-Ese era el plan B.-dije sin dejar de sonreir.-Por si la amiga no entraba en el juego.
-Tenias hasta plan B.-asintiendo.-Pero yo sabía que la meterías.Y tu tambien.
-Había muchas posibilidades.-mirandola.-Entra desnuda, se deja atar.No era muy complicado.
-Un caramelito para una mente perversa como la tuya.-era ella quien sonreía.
-Pero al final todo ha salido como querías.-dije mientras veía que Mari Carmen sacaba del cajón el dinero.
-Si.-respondió entregandome los billetes.-haceis un buen tandem Monica y tu.
Conté el dinero.No me cuadraba.
-Esto no está bien Mari Carmen.-dije.-La mitad es para Monica y además has contado mal.
-Aqui hay 20.000 y no 15.000.-terminé.
-Monica no quiere nada.-se explicó.-A ella no le hace falta.Y ese plus es porque has conseguido una clienta nueva.
-¿La amiga?.-pregunté.
-Si.-respondió con una media sonrisa.-Va a ser clienta a partir de ahora.
-¿Entonces todo esto es para mi...solo para mi?.-sonriendo con malicia.
-¿Intentas meterme en tus juegos?.-dijo devolviendome la sonrisa.
-No, jefa, eso nunca se me pasaría por la cabeza.-un poco más serio.
Quien siga mi historia y me conozca le resultarán familiares ciertas situaciones, practicas y frases que a fecha de hoy sigo empleando porque me gustan y me siento comodo con ellas.Y lo disfruto.
Y además porque me da la gana.
Sigo con la historia.
-Monica me ha pedido que te haga una petición.-dijo Mari Carmen.
-¿Cual es?.-dije con interés.
-Quiere que estés presente en alguna de sus sesiones.-continuó.
-¿Y como qué estaría presente?.-pregunté con una mueca.
-Como AMO colaborador.-respondió seria.
-Monica trama algo.-pensé.-Entremos en el juego.
-Me parece bien.-respondí.-Pero no le digas eso a ella.
-¿Entonces que le digo?.-sorprendida.
-Dile que me lo pensaré.-sonreí.
Mari Carmen se empezó a reir.A mi ya me estaba resultando familiar.
-Me ha dicho Monica que tienes novia.-cambiando el tema.
-Bueno.-respondí.-de momento es una apagafuegos.
-¿Es guapa?.-siguió.
-Muchisimo.-respondí.
-¿Y piensas mantenerla lejos de AMO CARLOS?.-mirandome con interés.
-Esa es la idea.-respondí.-Aunque no se, no se.
-Tienes dudas.-dijo.-Eso es normal.Aqui eres AMO CARLOS.En la calle carlos.Complicado.
-Lo peor es que soy AMO CARLOS aquí, carlos trajeado y con dinero en esta ciudad(no digo cual) y carlos con vaqueros y sin dinero en mi pueblo.
-Demasiados carlos.-seguí hablando.
-Ya se te ocurrirá algo.-mirandome con media sonrisa.
Salí del local y me fuí a tomar algo para relajarme un poco.
Había quedado con Eva en mi casa a las 9.
Tenía mucho tiempo así que me fuí al centro comercial a ver a mi amigo el de los trajes.Me recibió con una sonrisa más amplia de lo habitual.
Me compré dos trajes más.Me iba acostumbrando y me gustaba vestir asi.
Un billete que coloqué en el bolsillo superior izquierdo de su chaqueta y, a pesar de que ya era tarde, a primera hora de la mañana podía pasar a recogerlos.Como le cambia a uno la vida.
Se hacía la hora.
Cojí un taxi y me fuí a casa.
Me puse cómodo y hice la promesa de que AMO CARLOS se había quedado en el local y hoy solo estaría carlos para disfrutar de una buena velada con Eva.
A pesar de mis buenas intenciones y pensamientos algo dentro de mí me decía que AMO CARLOS iba a aparecer.Y la iba a liar.
Pasaba muy poco de las 9 cuando sonó el timbre.Era Eva.
Subió, me dió un apasionado beso y entró.
Como siempre con su falda corta que hacían lucir sus largas y bien torneadas piernas.
Llevaba una bolsa en la mano.Oscura y sin etiquetas.
-Llego tarde.-me dijo sonriente.
-Noo.-grité para mis adentros.-no empezemos.
-No pasa nada.-respondí.
-Si pasa.-siguió.-tengo que aprender a ser puntual.
-Dejalo ya, dejalo ya.-seguía gritando en mi interior sin decir palabra.
-¿Que llevas ahi?.-pregunté cambiando el tema para calmar las cosas.
-Un regalo para ti.-respondió dandomelo.
Lo abrí.
Un latigo corto de tiras redondas.
-Ya está el lio armado, ya está el lio armado.-para mis adentros.
-¿De donde has sacado esto?.-para Eva.
-De un sexshop.-respondió con tranquilidad.
-¿Has entrado a un sexshop y has pedido un latigo?.-con ojos de sorpresa.
-Si.-seguía intentando hablar con naturalidad.-El chico ha sido muy amable aunque era un poco tartamudo.Me ha enseñado varios y me ha gustado este.Me ha hecho un buen descuento.
-¿El chico era tartamudo?.-pensé para mi.-Lo raro es que al ver a una chica como esa queriendo ver latigos articulase palabra.
-¿No lo vas a abrir?.-con sonrisa maliciosa.
Lo saqué del plastico sin apartar mis ojos de los suyos que ya tenían ese brillo tan caracteristico y excitante.
-¿Sabrás manejarlo?.-con mirada lujuriosa.
Era como decirle a un panadero si sabía utilizar la harina.
-Supongo que se cogerá por el mango.-dije con sonrisa irónica.
-Eso creo.-sin dejar de sonreir.-Habrá que estrenarlo.
Eva empezó a desnudarse con lentitud sin apartar su mirada brillante de mi.
-Esto ya no hay quien lo pare.-seguí pensando.
-Pero que conste que yo ni he empezado ni he provocado todo esto.-me decía yo a mi mismo intentando justificarme.
Tonterias.De una u otra forma hubiera aparecido AMO CARLOS.
Resignación.
Eva estaba totalmente desnuda.Se acercó a la silla y apoyando su cuerpo en el respaldo bajo sus manos apoyandolas en el asiento.
Abrió un poco las piernas.
-¿Te parece bien esta posición?.-girando la cabeza hacia mi.
Me acerqué a ella no sin antes desnudarme.No quería que me manchase más ropa.Ya estaba escarmentado.
Coloqué el latigo sobre su espalda.
Cuando lo notó se le erizó la piel.
Le acaricié las nalgas con mis manos.Muy suave.
Puse el dedo indice en la raja de su culo y fuí bajando.
Eva temblaba ligeramente.
Llegué a su coño.Estaba totalmente encharcado.Cambié de dedo.
El pulgar.Entró en su coño con mucha suavidad arrancandola el primer jadeo.
Volví a subir y acariciar sus blancas y preciosas nalgas.Esta vez con el latigo.
-Me encanta la puntualidad.-dije al fin.
-No volveré a llegar tarde.-dijo con voz entrecortada.
Aquello era absurdo.Ella deseaba que la azotase.Yo deseaba hacerlo.Pero era el juego que ella había creado.
Asi que seguí con la pantomima.
-Has llegado 5 minutos tarde.-seguí hablando despacio mientras las tiras seguían acariciando culo y espalda.
-Dos azotes por minuto,-continué.-Serán 10.
-A lo mejor si llegas a la docena lo aprendo mejor.-dijo con voz débil.
Lo que faltaba.Otra Monica.Otra provocadora.
-Ni tu ni yo.-dije serio.-Que sean 15.
Uno a uno fueron cayendo los latigazos en su culo.Me tomaba unos segundos entre uno y otro acariciando con suavidad la zona castigada.Cada uno con giro de muñeca para no dejar marcas.
Daba la impresión de que me había traido el trabajo a casa.
Y mi “calentura” iba en aumento.
A cada azote ella encojía el culo pero al momento lo volvía a poner en posición.
A partir del 5 comenzó a emitir leves quejidos.Quejidos morbosos que, en modo alguno, aliviaban “mis ardores”.Todo lo contrario.
No eran azotes muy fuertes ni intensos.La hubiese podido hacer gritar pero preferí mantener ese nivel.Era el que tenía ella.
Llegamos al 15.
-Levantate.-la ordené.
Eva se incorporó con la mirada baja y una mano en cada nalga.
La dí un beso que me devolvió con pasión.Dada la proximidad de nuestros cuerpos noté su calentura.
-Quedate aquí de pie junto a la cama.-volví a ordenar.
-¿No querías a AMO CARLOS?.-pensé mientras iba a la cocina.-Pues ya lo has encontrado.
Abrí un cajón y cojí dos pinzas de tender ropa de madera y volví a la habitación.
Eva seguía de pie.Miró las pinzas.No se veía miedo en sus ojos.
Curiosidad si.
Me acosté boca arriba.
-Ven.-con voz firme.
Eva se acercó y sin mediar palabra se sentó sobre mi encajandose de un golpe.
Cerró los ojos.saboreaba el momento.
Comenzó a moverse arriba y abajo con mucha lentitud.
Sus manos se agarraban a mis tobillos por detrás de su cuerpo.
Tras unas breves pero intensas embestidas la paré sujetandola de la cintura y la acerqué a mi.
La puse una pinza en cada pezón mientras la besaba.Leve gruñido.
Con suavidad la empuje hacia atrás.Volvió a sujetarse en mis tobillos y a subir y a bajar su cuerpo bien ensartado al mio.
Las pinzas bailaban al son de sus pechos.
Comenzó a acelerar sus movimientos.
Le quité las pinzas.Puse una a cada lado de mi cadera.
Ella seguía moviendose.Siempre con los ojos cerrados se incorporó.
Abrió los ojos y miró las pinzas.
Cojió una en cada mano y ante mi sorpresa se las puso ella misma.Una en cada pezón.
Empezó a cabalgar con furia y empezó a gritar mientras yo notaba como el coño se le contraía apretando un poco mi polla.Un liquido caliente bajaba y mojaba la punta de mi polla que seguía dentro.
En circustancias normales me hubiese corrido yo tambien pero
sus gritos, más fuertes cada vez, hacían que yo estuviese más pendiente del escandalo que estabamos armando que de lo que estaba haciendo.
Y como el pez que se muerde la cola eso hacía que yo aguantase más y ella chillase más.Yo intentaba sin éxito taparle la boca.
Ya no aguantaba más y me dejé ir.Me corrí en silencio.Ya bastante gritaba ella hasta que se desplomó sobre mí.
Unos minutos de respiro.
Eva se levantó y fué al baño.Volvió sonriente.
-¿Ves como he elejido un latigo perfecto?.-dijo mostrandome sus nalgas blancas.
-Mira, ni una marca.-continuó satisfecha.
-Claro.-pensé yo con sarcasmo.-el dolor de muñeca que tengo no ha tenido nada que ver.
Pero no dije nada.
Unos minutos más de relax.
Había algo que me intranquilizaba.
-Escucha.-dije a Eva.
-¿Has oido algo?.-me respondió en voz baja.
Tenía gracia la cosa.Despues de la que había liado y ahora me hablaba en voz baja.
Me levanté.Eva me seguía sin comprender nada.Abrí un poco la puerta del piso.
-No escucho nada.-dijo Eva.
-¿Y no te parece raro?.-dije cerrando la puerta.
-Ni una televisión un poco fuerte.-seguí.-ni conversaciones de nadie.
-A lo mejor están durmiendo.-intentó explicar Eva.
-¿A estas horas y con la que hemos liado?.-respondí.-No creo.
-¿Que piensas?.-preguntó Eva.
-La calma que precede a la tormenta.-respondí.
Nos acostamos.Por la mañana tras tomarme el café y Eva su “café con leche” salimos del piso.Para quien no pille lo del café con leche que lea capitulos anteriores.
Bajamos las escaleras.Una nota en el tablón de anuncios.
“Hoy junta urgente a las 8 de la tarde.Unico asunto a tratarscandalo de los inquilinos del 2ºA”.
Creo que ya todos imaginais a estas alturas quien vivía en el 2ºA.
(continuará)

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Capitulo 15-1ª parte
Publicado en:6 Enero 2019 11:02 pm
Última actualización en:28 Marzo 2024 5:56 am
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CAPITULO 15 (I parte)

Llegué al local tras la efusiva despedida de Eva sobre las 11 y media de la mañana.Mari Carmen no estaba.
Me comentó Monica que estaba en el banco.
-¿En el banco?.-dije yo riendome.-Con lo que debe ganar la “jefa” seguro que el banco es suyo.
Los dos nos reimos.
Hablamos.
-¿Asi que tienes sesión hoy?.-sonrisa de complicidad.
-Si, pasta para el fin de semana.-respondí devolviendole la sonrisa.
-Yo he estado varias veces con ella.-añadió Monica.-Si quieres te puedo dar unos consejos.
-Cuentame, culo bonito.-dije frunciendo el ceño.
-¿Culo bonito?.-dijo riendo con ganas.-Pues a ti bien que te gusta castigarmelo.
-Es que me provocas.-interrumpiendola.
-Claro.-dijo con cara de falsa pena.-La culpa es mia.
-Vamos a la habitación dos.-dijo Monica.-Alli será la sesión.
Entramos en la habitación y ví algunos cambios.
Aparte de lo que ya conocía había dos taburetes pequeños y redondos, uno negro y otro azul marino, con penes acoplados en el asiento mirando hacia arriba desafiantes.
-Vaya.-comenzé.-¿Se supone que a la clienta la haces sentar ahi?.
-Debe de ser bajita.-añadí.
Sin decir nada Monica comenzó a girar uno de los taburetes y este fué ascendiendo poco a poco hasta la altura de casi el ombligo de Monica.
-Curioso invento.-dije rompiendo el silencio.-Desde luego el que inventa estas cosas no creo que tenga aburrida a su mujer.
-¿Que te hace suponer que es un hombre quien crea todo esto?.-dijo Monica.-Tal vez sea una mujer ¿no?.
-¿Es una mujer?.-pregunté.
-No lo sé.-respondió.-Esto viene de fuera y es Mari Carmen la que se encarga de estas cosas.
Seguí observando más novedades mientras Monica quitaba el pene del taburete negro y lo sustituía por otro que sacó de una caja.Imaginé que sería el de la clienta.Cada clienta con sus aparatos propios.
-Recuerda que, si lo utilizas, que sea el negro.-me recordó.
-Me acordaré.-respondí.
Había encima de la mesa dos cinturones extraños.
Uno era muy ancho parecía un calzón con un pene pegado.El otro era más extrecho.Era un cinturón ancho, tambien con un pene pegado, que tenía además un minipene en la parte posterior.
Monica vió mi cara de extrañeza.
-Nunca habias visto nada parecido¿verdad?.-preguntó.
No.-respondí.-Y antes de que me acojone del todo explicame que son esas cosas.
-¿AMO CARLOS acojonado?.-reía con ganas.-Eso no me lo creo.
-Bueno.-respondí.-Acojonado tal vez no, pero intrigado si.
-Este que ves.-comenzó a explicarme señalando el calzón raro con pene.-es para colocarselo en la cintura.
Se lo colocó mientras hablaba.
-Yo no me pongo eso ni de broma.-dije serio.
Nuevamente Monica se echó a reir.
-No es para ti.-añadió.-Es el que me pongo yo para penetrar a la clienta.
-Pero esta vez ha pedido a un AMO.-concluyó.
-Entiendo.-respondí aunque no lo tenía claro del todo.
-¿Y el otro?.-seguí preguntando.
-El estrecho es el preferido de Esther cuando jugamos las dos.-empezó.-Se lo coloca en la boca a modo de bozal.Se acuesta en el suelo boca arriba y yo me acoplo encima moviendome a mi gusto.Ella vé mi culo acercarse y separarse de su cara y cuando me corro lo vé desde primera fila.
La explicación me estaba excitando sobre manera.Me imaginaba la escena.Pero esta vez sabía que tenía a Eva para consolarme.Asi que no era excesivamente preocupante.
-La clienta es muy especial.-prosiguió.-no puede quedarle ninguna marca.Se casa el domingo.Pero ha de quedarle el cuerpo dolorido.
-Sin marcas y con el cuerpo dolorido.-afirmé.-Las pinzas y la cera no dejan marca.
-Se pueden hacer más cosas.-me interrumpió.-Bofetadas, le puedes retorcer los pechos, golpes de puño...
-Para, para, para.-fuí yo quien interrumpió.
-¿Golpes de puño?.-frunciendo el ceño mostrando extrañeza total mezclada con curiosidad.
-¿Tu sabías que hay un punto erogeno entre el ombligo y el monte de venus?.-respondío preguntando.
-¿Un punto erogeno?.-mi extrañeza iba en aumento y tambien mi curiosidad.
-Una zona de excitación.-respondío.
-Un momento que voy a llamar a Esther.-saliendo unos momentos y volviendo las dos.
-Yo voy a hacer de clienta.-dijo Monica.-y Esther hará de ti.
-Como me hagais un numerito como la otra vez os retuerzo los pezones a las dos.-advertí.
Monica dió unos pasos adelante y se colocó frente a mi.Se quitó ese minisujetador negro y me miró con media sonrisa mientras ponía las manos a la espalda.
-Adelante.-siempre desafiante.-Te servirá de práctica.
A mi, desde luego, no me iba a provocar gratuitamente.
Cojí cada pezon con el dedo indice doblado y con el pulgar a modo de pinza. Apreté con firmeza la aureola(nunca se ha de hacer desde el pezón solo).Tras unos segundos empezé a retorcerlos.A izquierda y a derecha.Luego hacia arriba y hacia abajo.
-No está mal.-dijo Monica entre dulces y morbosos jadeos.
Esther tambien se habia quitado su minisujetador.
Solté los pezones de Monica y cojí el pezón izquierdo, desde la aureola, de Esther y el derecho de Monica y tiré de ellos hacia arriba obligandolas a ponerse de puntillas.Tiré hacia mi de ellas haciendolas dar un par de pasos en esa incomoda posición.
Monica me miraba.Esther tenía los ojos cerrados.
Solté sus pezones.
Sin miramientos metí la mano dentro de sus minibragas y al notarlas mojadas doble el dedo corazón y lo introduje en sus sexos.
Ambas cerraron los ojos.Moví a la par en circulos los dedos y ví que su humedad aumentaba.Esther abrió un poco más las piernas.
-Ya está bien.-dije sacando los dedos.
-Muy bien,.-dijo Monica entre mini jadeos y mirada de reproche.
-¿Mas consejos?.-dije dandola tiempo a recuperarse un poco.
-¿Llevas anillos?.-ya con voz normal.
-Solo este sello que me regaló mi padre.-respondí.
-Te lo tienes que quitar si vas a abofetearla.-afirmó.-Podrías dejarla marcada sin querer.
-Logico.-moviendo la cabeza.
Dije logico por quedar bien.Seguro que si no me lo dice se me olvida.
-Vamos con el castigo de puño.-siguió Monica.
-Soy todo oidos.-respondí.
Monica se acercó a Esther y movió en circulos cuatro dedos de su mano derecha entre el ombligo y el principio de sus minibragas.
Esther cerró los ojos.
-Esta es la zona erogena.-sin dejar de masajear la preciosa panza de Esther a la que se la notaba que disfrutaba.
Exclusivamente en esta zona.-hizo hincapié.
-Ni más arriba ni más abajo, ni más a la izquierda ni más a la derecha.-puntualizó.
Esther.-dijo Monica cesando el masaje.-Adelante.
Monica se quedó quieta.Puso las manos a la espalda y abrío un poco las piernas.
Yo estaba expectante.
Esther se acercó a Monica y tras acariciarle la zona cerró el puño y colocando los nudillos hacia arriba soltó el brazo en linea recta dando un golpe seco en el estomago de Monica que aguantó sin agacharse aunque si emitió un pequeño quejido.
Parecía un boxeador haciendo practicas con el saco.
Tras unos segundos la golpeó otra vez.
Monica cerró los ojos y Esther la dió una sonora bofetada seguida de otro golpe en la panza.
Monica se agachó un poco como consecuencia del golpe sin quitar sus manos de la espalda.Esto lo aprovechó Esther para abofetear una vez más a Monica.
Aunque aquello me parecía muy fuerte mi excitación era ya más que notable.
Eva, sin duda, las iba a agradecer sin saber nada lo que yo estaba presenciando.
-¿Y esto le gusta a la clienta?.-dije haciendo una pausa.
-Mucho.-contestó Monica recuperando el aliento.
-Y más.-siguió.-Si una la sujeta con las manos a la espalda.
-Ya me pensaré si hago esto o no en la sesión.-dije con dudas.
-Tambien están las agujas.-dijo Monica acercandose a la mesa y sacando una cajita del segundo cajón.
-Odio las agujas.-interrumpí.
-Le pasa a mucha gente.-respondió Monica.-Puede parecer terrible pero es muy morboso.
-Sabiendolo hacer, claro.-añadió.
Había muchas agujas.Todas en paquetes individuales.Había de diferentes tamaños.
Monica cojió una del paquete y rasgando el envoltorio la sacó.
-Estas son las pequeñas.-empezó.-Son ideales para pezones.
Mientras decía esto se acercó a Esther.
Empezó a atravesar el pezón izquierdo de Esther.Lo hizo poco a poco.
Esther hizo una mueca de dolor pero aguantaba.
Monica se tomaba su tiempo.Lo estaba disfrutando.
Siguió lentamente atravesandola.Esther se mordía el labio.
-¿Y dices tu que esto da morbo?.-pregunté.-Viendo la cara de Esther no sé si creermelo.
-Cuando más despacio las colocas.-siguió.-mayor es el dolor.
-Y esa última bofetada no me la esperaba.-dijo Monica mirando a Esther.
Manteniendo los ojos cerrados me parecío ver un momentaneo atisbo de sonrisa en la cara de Esther.
-Desafiante y vengativa.-dije riendo a Monica.
-Si, mucho.-dijo mordiendose picaramente el labio inferior.
-Y tu te libras porque eres AMO CARLOS.-dijo sonriendo mientras soltaba la aguja que ya había atravesado el pezón de Esther.
-Pues mejor será que no lo olvides.-dije sonriendo yo esta vez.-Y lo más importante será que no lo olvide yo.
Me eché a reir.
-¿Y cuando se quitan son como las pinzas?.-pregunté.-¿Duele más?.
-No.-respondió Monica sacando poco a poco la aguja del pezón de Esther.-Duele menos.Pero duele.
-Pero esto es importante y no has de olvidarlo.-no sonreía.-Jamás azotes una zona despues de haberle colocado agujas.
-¿Y eso?.-con curiosidad.
-Al colocar las agujas se acumula la sangre en la zona.-siguió seria.-Y si has provocado el más leve minidesgarro puedes provocar moratones importantes.
-Bien.-dije al fin.-Ahora tengo yo una pregunta importante que hacerte.
-Tu dirás.-me miró Monica.
-¿Pretendes que aprenda todo esto que he visto de aquí al inicio de la sesión?.-interrogando.
-Son ideas.-respondió.-Hazlo a tu manera.Son cosas que puedes hacer o no.Sientete comodo y ve poco a poco.
-Lo harás bien.-terminó.
Silencio en la habitación.Y eso significaba..
-Hola Mari Carmen.-dije de espaldas a la puerta.
-Hola, Carlos.-acercandose.-Como siempre llegas pronto.
Me giré.
-Es que tengo un dicho, Mari Carmen.-sonriendola.
-Si, al que madruga Dios le ayuda.-respondiendome.
-No.-dije serio.-Culo que has de azotar no le hagas esperar.
Vi que Monica y Esther esbozaban una sonrisa manteniendo la mirada hacia abajo.
Noté que Mari Carmen hacía esfuerzos para no reir.
-Anda, carlos, vamos a mi despacho que tenemos que hablar.-dijo saliendo de la habitación.
La seguí.
En su despacho sentados.
-La señora X ha estado con Monica varias veces.-comenzó.-¿Que te ha contado?.
-Lo mismo que tu.-respondí.-que nada de marcas y que ha de quedar dolorida.
-Me ha dicho cosas que puedo hacer.-continue.-Bofetadas, puño, castigo de pechos, agujas..
-¿Te ves capaz, carlos?.-me miraba fijamente.
-Carlos no creo que sea capaz, pero a AMO CARLOS ya se le han ocurrido un par de cosas.-dije riendome.
-¿Me tengo que asustar?.-dijo Mari Carmen.
-No.-serio.-Solo un par de preguntas.
-Tu dirás.-con interés.
-¿Por que dolorida?.-me intrigaba.
-Ella se excita con el dolor.-explicó.-Si la dejas dolorida cuando la toque el marido sin saberlo él la produce dolor y llega más facilmente al orgasmo.
-Bien.-continué.-Si la gusta que la penetren con ese “chisme” y yo no me lo voy a poner ¿he de follarmela directamente?.
-No.-tajante.-Ya sabes que eso está prohibido.Yo veré la sesión con Monica desde aquí.Si no se te ocurre nada levantas la mano y te mando a Monica para que lo haga.
-Si no se me ocurre nada.-repitiendo sus palabras.-¿Significa que me das manga ancha?.
-Asi es.-medio sonriente.-espero no arrepentirme de ello.
No lo harás.-tranquilizandola.
-Otra cosa.-seguí.-¿Que pasa con la amiga?.
-Solamente quiere estar presente.-respondió.
-¿Sentada y vestida viendolo todo y yo con el culo al aire?.-continué.
-Esa es su idea.-sonriendo.
-Pues dile que no.-interrumpí.-Si desea estar presente lo hará desnuda y atada a la silla baja con el agujero en el asiento.No la haré nada que ella no me pida o desee.
-¿De verdad no me he de asustar?.-dijo mirandome con su media sonrisa.
-En absoluto.-muy serio.-Dile que es mi deseo.Si acepta bien, sino que se quede en la habitación donde se cambia la señora X y que la espere allí.
-Se lo diré.-afirmó.-¿Me vas a adelantar algo de la sesión?.
-¿Y estropear la sorpresa?.-respondí.-Ni pensarlo.
-Con tu permiso me voy a comer.-terminé.-Vuelvo a las 4 de la tarde.
-¿Puedo invitar a Monica?.-sonreí.
-Claro.-sonrisa contenida.
-Por cierto.-terminando.- yo tambien tengo que decirte algo.Pero será a las 4.
Salí de la habitación teniendo solo dos cosas claras.Que Mari Carmen siempre tenía que tener la última palabra y que no tenía ni la más remota idea de lo que iba a hacer ni como lo iba a hacer.
-Dejemos actuar a AMO CARLOS.-me dije intentando animarme.
(continuará)



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Capitulo 14
Publicado en:5 Enero 2019 9:22 pm
Última actualización en:6 Enero 2019 11:01 pm
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CAPITULO 14

Pagué la cuenta y salimos.
La calle estaba desierta.Apenas pasaba algún taxi.En la acera nadie.
Me puse a pensar en lo sucedido en el restaurante.
AMO CARLOS había aparecido y ya no me apetecía pararle.
Era algo absurdo ya que AMO CARLOS seguro que encontraba la manera de meterse.
-Ella se lo ha buscado.-seguí pensando.
Puse mi dedo en la parte de abajo de su espalda y fuí subiendo por su columna hasta topar con la goma de su sujetador.
Tiré de ella y la solté.
Lejos de quejarse de su boca salió un un leve jadeo.Sus ojos brillaban.
-Llevas sujetador.-la dije.
-¿Quieres que me lo quite?.-me dijo al oido con voz entrecortada.
-No.-respondí.
-Falda, sujetador, blusa y zapatos.-mirandola.-Solo cuatro prendas cubren tu cuerpo.
-Si.-manteniendome la mirada con ese excitante brillo en sus ojos.
-Bien.-dije levantando la mano para llamar a un taxi.
A saber que locura o diablura le pasaba por la cabeza a AMO CARLOS.
A mi ya me daba igual.Que hiciese lo que le diese la gana que era lo que últimamente hacía.
-¿Vamos a tu casa?.-preguntó Eva.
Si.-respondí.
Paró el taxi y subimos.Ella se colocó en la parte de atrás del asiento del taxista.Supongo que el hecho de que fuera sin bragas tenía algo que ver.
Era lo lógico, lo normal y así tenía que haber sido hasta mi casa.
Pero no.AMO CARLOS tenía que aparecer para liarla como era su costumbre.
La cojí por la cintura y la acerqué hacia mi.La coloqué en el centro del asiento de atrás.Ví que el conductor colocaba “bien” el retrovisor.
Ella temblaba y mantenía las piernas cerradas.
Con tranquilidad coloqué la mano en su muslo y tiré hacía mi para abrirselas un poco.
Al principio noté que apretaba.Una mirada y noté que dejaba de hacer fuerza.
Le abrí un poco las piernas.Un poco más.Ella se dejaba.
Era de noche así que yo sabía que el taxista no podía ver que iba sin bragas.Creo que si lo hubiera sabido el tortazo hubiera sido inevitable.
Eva no dejaba de mirarme.Con esos ojos brillantes.
Cuatro prendas pensaba el puñetero AMO CARLOS.
Llegamos al edificio donde yo vivia.
Al salir creo que a Eva se le vió más de la cuenta porque el taxista no acertaba a darme correctamente el cambio y se puso muy nervioso.
Sonreí y le dí las buenas noches al taxista.
Nos acercamos a la puerta de entrada al edificio.
-Vivo en un segundo.-dije a Eva.-Cuatro rellanos.Te quitarás una prenda de ropa en cada rellano.
-Tu mandas.-dijo muy excitada.
-Asi es.-respondí.-yo mando y tu obedeces sin rechistar.
Entramos en el portal y se me echó encima.Un apasionado y morboso beso.Su lengua se paseaba con pasión dentro de mi boca.Y mi lengua en la suya.
La acorralé contra la pared.Ella me abrazó con furia.Algunos besos más y cojiendola de la mano la llevé al primer rellano.
Sin decir nada ella se quitó la blusa con prisa.La sujetaba con la mano mientras yo entre largos besos le tocaba con fuerza sus pechos aún protejidos por el sujetador.
Segundo rellano.Sujetador fuera.
Tremenda.Eva estaba tremenda.Con sus pechos erguidos, duros y “tipo pera” como me gustaban a mi.
Se levantó la falda y con la pierna me abrazó a la altura de la cintura atrayendome hacia ella.
Teniendo en cuenta de que yo no me había quitado nada y la calentura y humedad que notaba en su coño supe que había mojado el traje.
-Me has puesto perdidos los pantalones.-dije entre besos.
-Merezco unos buenos azotes.-respondió ella sin dejar de besarme con morbosa pasión.
-Bueno, bueno, bueno.-pensé.-Lo que faltaba.Esta chica no sabe con quien se está jugando el vino.Y el AMO CARLOS feliz.
Tercer rellano.Zapatos fuera.
Entre besos y magreos de sus perfectos pechos bajé la mano y acaricié su sexo.Su humedad y calor eran tremendos.Tanto que mojó hasta la manga de la chaqueta.
Primero el pantalón.Luego la chaqueta.No sé si la tintorería quitaría ese tipo de manchas.
Le metí un dedo en el coño.Como entraba demasiado suave metí dos.
Ella jadeaba intentando controlarse.
Cuarto rellano y puerta de mi casa.Falda fuera.
Me bajé los pantalones y la levanté.Sus dos piernas me abrazaban por la cintura.
Yo estaba con un calentón del 12 en una escala del 1 al 10.
La penetré con fuerza mientras mordía y lamía sus pechos que creí que iban a estallar de lo duros que estaban.
Aquello era una autentica locura.Estaba junto a la puerta de mi casa.Lo normal hubiera sido entrar y seguir alli.
Pero AMO CARLOS tenía otros planes.La tenía que liar más.
Con la mano izquierda encendí la luz de la escalera. Había estado apagada en todo momento ya que a traves de los ventanucos de los rellanos se veía por la luz de las farolas exteriores..
Creo que en ese momento a Eva le importaba poco que los vecinos de enfrente pudiesen estar viendo el espectaculo por la mirilla.O que pudiesen abrir la puerta.O que bajase o subiese un vecino.
Aquello era un disparate.
Con los dedos pulgar e indice cojí y retorcí sus pezones que estaban ya rojos de tanto magreo, lametazos y mordiscos.
Lejos de quejarse Eva comenzó a temblar.Abrió los ojos, me miró y cerrandolos de nuevo apoyó la cabeza en la pared.Noté el calor y la humedad de su corrida bajando por mi polla.Subí una mano y la tapé la boca.No sabía si era de las silenciosas o de las chillonas.
Sujetaba en su mano, blusa, zapatos, sujetador y falda.
Y en plena corrida se le cayó un zapato al suelo.En plena noche aquello sonó como si hubiese caido un piano lanzado desde un quinto piso.
Me quedé helado y busqué con más afán las llaves.
Eva se dejó caer y abrazandome siguió besandome.
Encontré la llave.Abrí como pude la puerta y levantandome los pantalones con una mano cojí el brazo de Eva y la metí en el piso.
Creí que se tomaría un respiro pero no.Mientras ibamos hacia mi dormitorio Eva seguía con sus besos e iba quitandome ropa.
Los dos desnudos.
Me acosté boca arriba sobre la cama.
Ella estaba como poseida.Se puso encima de mi y se “encajó”ella misma.Seguía empapada.
Comenzó a subir y bajar.Levantó el cuerpo dejandome en primer plano sus imponentes pechos que yo agarré con fuerza.
-La cosa se ha calmado.-pensé.-Ya todo es normal.
Que iluso.
Eva se agachó sobre mi y me besó con furia.
-Te he manchado el traje.-dijo sin parar de besarme.-quiero mis azotes.
Lo que faltaba.Eva pinchando encima.El AMO CARLOS iba a disfrutar de lo lindo.
-Ve al baño y traeme el cepillo de pelo cuadrado.-respondí.
Saltó como un resorte, fué al baño y volvió.No tardó ni quince segundos.
Tras “ensartarse” nuevamente me dió el cepillo.
Colocó una mano a cada lado de mi.
El culo con los movimientos arriba y abajo estaba a la altura de mi mano derecha.
Eva cerró los ojos mientras seguía con sus movimientos.
-He sido muy mala.-dijo entre jadeos.
Cuando hacía el movimiento de subida se le quedaba el culo “perfectamente” en pompa.
La parte posterior del cepillo era azul y lisa.
Un sonoro azote en su culo.
Metió su lengua en mi boca para ahogar el quejido.
Movimiento de bajada.tranquilidad.
Movimiento de subida.Nuevo azote y nuevo quejido ahogado por mi boca que atrapaba a la suya.
La azotaba con el giro de muñeca que empleaba para azotar provocando dolor sin dejar marcas.
Asi una y otra vez hasta diez.Sus movimientos eran lentos pero la humedad de su coño iba en aumento.
-¿Ya has tenido bastante?.-pregunté separando su boca de la mia.
-Eso lo decides tu.-respondió entre jadeos ya más sonoros.-Es tu traje.
Dejé el cepillo en la cama y sujetando a Eva por ambas caderas de su cintura aceleré la velocidad.Unas embestidas más y aminoré la velocidad.Otras y la aceleré.Este descontrol hizo que Eva se arquease y se corriese otra vez.Pero no paraba ni yo tampoco.
Más deprisa, más despacio.Moviendo a veces su cadera en circulos.
Yo no sé las veces que se corrió.Aquello era un rio continuo, temblores permanentes y jadeos ahogados.
Al final nos corrimos los dos a la vez.
Ella se dejó caer y me abrazó dandome besos suaves en el cuello.
Tras unos minutos así Eva se levantó.
-Me habrás dejado el culo señalado.-dijo.-Me has dado fuerte.
-Ya será menos.-respondí..
Eva fue el baño a mirarse.
Volvió.
-No tengo marcas.Solo un poco rojo.-con mirada extrañada.
-Es que ya no hacen los cepillos como antes.-sonreí.
-Pues te juro que me ha dolido.-contestó.
-¿Alguna queja?.-mirandola.
-No.-respondió.
-Pues no vuelvas a mancharme un traje.-dije sonriendo.Mi intención era que huyera de AMO CARLOS.
Ella se tocó el culo y luego se acercó a escasos centimetros de mi cara.
-A lo mejor lo hago muy a menudo.-dijo sonriente dandome un beso.
-Esto ya es el colmo.-pensé.-El colmo de los colmos.
Y AMO CARLOS feliz y contento.
Nos duchamos.Me metí en la cama.
-Te quedas a dormir?.-pregunté.
-Si me dejas, si.-respondió.
-Claro.-dije con una sonrisa.
-¿Tomás café en el desayuno?.-me preguntó metiendose en la cama.
-¿Me lo vas a preparar?.-la miré con sorpresa.
-Si.-besandome en la mejilla.-Dime la hora.
-A las nueve en punto me despiertas.-terminé.-Tomo café solo.
No tardamos mucho en dormirnos.
Me desperté sintiendo unos dulces besos en la cara.
-Son las nueve.-dijo Eva que seguia espectacularmente desnuda.
Me levanté y fuí a la mesa de la salita.Yo tambien estaba desnudo.
Se respiraba el delicioso aroma del café.
Había dos tazas en la mesa.
Cojí una de ellas y empezé a beber.Miré su taza.
-Tu tambien tomas café solo.-afirmé.
-No.-me cortó.-Yo lo tomo con leche.
-¿Y la leche?.-extrañado.
-Esperaba a que llegase la botella.-sonrió.
Me quedé en blanco.No entendía nada.
Cuando metió mi polla en su boca y empezó a chupar comprendí que yo era la botella.
Es una delicia tomar un café mientras una imponente chica te está haciendo un “trabajito”.
-¿Café con leche?.-pensé.Con el tute de ayer con suerte le llegará para un cortado.
Cuando me corrí se lo tragó todo sin dejar escapar ni una gota.
Siguió lamiendo hasta dejarmela bien limpia.
-Una fantastica manera de empezar el dia.-estirandome.
Eva tragó un poco de café y me miró.
-Mi café con leche.-dijo con mirada traviesa.
-Y parecía recatada la .-reí.
-La culpa es tuya por hacer las cosas que haces.-respondió.
No contesté.
Me vestí.Me puse otro de los trajes y puse en una bolsa el traje manchado.
-Voy a la tintorería.-dije.-Toma las llaves.A las 11 nos vemos en la Universidad y me las devuelves.
-De esto no contarás nada.¿verdad?.-me preguntó Eva.
-Voy a coger un megafono y a gritarlo si te parece.-dije riendo.-Tu no sabes hasta que punto soy discreto.
-Nos vemos a las 11.-yendome.
-Allí nos vemos.-dandome un beso de despedida.
Llegué a la tintorería.Había una chica mascando chicle.
Nos saludamos.
Saqué el traje y se lo dí.
-¿El lunes puedo pasar a recojerlo?.-pregunté.
-En principio, si.-sin dejar de mascar chicle.
-¿Y las manchas de que son?.-dijo mirando la etiqueta.
-Prefiero no contestar.-respondí.-Es un poco embarazoso.
-En mi vida he oido de todo.-sonrió.-No creo que me asuste.
-Pues bien.-me puse serio.-Estuve follando con mi novia mientras subiamos a mi casa.Se corrió antes de que me quitase el traje y esos son los resultados.
Casi se traga el chicle.No decía nada.Estaba con la boca abierta.
-Tu me has preguntado.-dirigiendome a la puerta.-Vengo el lunes.
Salí a la calle y cuando me hube alejado unos metros me eché a reir.
Fuí paseando hasta la Universidad.
Vi a Eva en el centro del hall que estaba repleto de gente.Le había dado tiempo a ir a casa y a ponerse otra de sus faldas sexi.
Cuando me vió corrió hacia mi y me estampó, más que un beso, un morreo de esos que te ponen los calcetines del revés.
Muchos se giraron.
-¿A esto llamas tu discreción?.-pregunté cuando hubo acabado.
-Me refería a lo que hicimos ayer.-respondió sonriente.
-¿Y este beso?.-seguí preguntando.
-Para dejar claro a todos que soy tuya.-contestó.
-No, si desde luego les ha quedado claro.-riendome.
Se acercó a mi oido mientras me devolvía las llaves.
-Voy sin bragas.-me susurró.
-Conozco a una que dijo que si se seguía por ese camino nos iban a echar por escandalo publico.-en voz baja.
-Y además estoy muy excitada.-al oido de nuevo y provocando.
-Tengo cosas que hacer.-sonreí.-Ven a mi casa a las 9 de la noche.
-Y mantén todo bien calentito hasta esa hora.-mientras me iba.
-Que no te quepa duda.-mirada maliciosa de Eva.
Salí de la Universidad y cojí un taxi para ir al local de Mari Carmen.
-Ahora a ver que hacemos con la que se casa y su amiga.-pensé.
Como este capitulo ya se está haciendo demasiado largo....
(continuará)

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Capitulo 13
Publicado en:4 Enero 2019 9:51 pm
Última actualización en:28 Marzo 2024 5:56 am
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CAPITULO 13
-¿Tienes novia, carlos?.-me preguntó Mari carmen sin dejarme salir.
-No.-respondí.
-Pues creo que la necesitas.-sonrió.
-Mari Carmen.-dije riendo.-Si es que ligo menos que el chofer del Papa.
-Eso no me lo puedo creer.-respondió.-Con tu carácter no creo que tengas problemas.Puede que antes si pero ahora no.
-¿Y no olvides mi culo?.-media sonrisa.
-Bueno.-todo ayuda.-sonrisa entera de Mari Carmen.
-La verdad.-poniendome serio.-Es que no ligo nada.Hay una que me gusta pero es inaccesible para mi.
-¿Quien es ella?.-preguntó.
-Una compañera de universidad.-respondí.-La que todos desean.Se llama Eva.Es una preciosidad,Guapisima.Con un cuerpazo que ni te digo.Y siempre con unas minifaldas que a cada paso que da te fijas a ver si ves algo.
-Vaya.-asintiendo.-Ya veo que te gusta mucho.
-Y además.-seguí.-es muy simpatica.Un encanto.No sabría ni como entrarla.
-¿Has probado a pedirle ayuda a AMO CARLOS?.-con sonrisa malevola.
-Si, claro.-dije con ironía.-Me llevo un latigo de aquí.
-No hace falta.-me interrumpió.-Tu has cambiado en estas semanas aunque no te has dado cuenta.Mirate.Bien vestido, con dinero.Te has hecho fuerte, seguro de ti mismo.Muy lejos del carlos que entró medio asustado por la puerta hace casi un mes.
-Seguro que se te ocurre como conseguirla.-terminó.No creo que te quedes bloqueado.No te ha pasado aquí y hubiera sido lo normal.
-Ya.-dije mientras salía.-Pensaré en ello y en lo de mañana.
-Hasta mañana.-yo.
-Hasta mañana.-ella.
Salí del local y me dirijí a la universidad con la esperanza, dado mi absentismo, que no se hubiera movido del sitio.
Decidí ir andando.Quería pensar.
-Sigue donde estaba.-dije al llegar sonriendo para mi.
Había un parque enfrente de la Universidad.
Y en la esquina un kiosko.
Fuí a comprar un refresco y ví que en las revistas daban mucho bombo a una boda que se iba a celebrar.
La novia era una celebridad.Y uno de mis amores platonicos.
Mi mente retorcida se puso en marcha mientras compraba el refresco.
-Y si fuera ella?.-pensé.
-La reconocería rapidamente por un detalle caracteristico en su cuerpo.No diré cual es.
Me eché a reir yo solo mientras pagaba.
El del kiosko puso cara rara cuando me dió el cambio.Supuse que me tomaba por loco y en esas circustancias no era de extrañar que pensara asi.
Me senté y recordé la conversación con Mari Carmen y empezé a pensar.
Yo antes era una persona “normal”.Un universitario que, por gustarle las juergas, pasaba penalidades pero no me importaba.Era como la gran mayoria de estudiantes.
Antes inseguro y timido con las mujeres.Ahora no solo lanzado sino manejando cada situación.Controlando.Dominando.Con una mente que creaba juegos perversos llenos de morbo.
Y lo peor de todo es que me gustaba.
Y todo eso salía de mi.
Entré en La Universidad y fuí a la cafeteria.
No dediqué ni un segundo a pensar en la sesión del dia siguiente.
Fuí a la cafeteria.Unas cervecitas, unas raciones y ya había comido.No quería ir de restaurante ese dia.
Y entró Eva.Con esa melena morena que me encantaba.Llevaba una minifalda verde tan corta que si me preguntan que llevaba arriba diré francamente que no me acuerdo.
Iba con dos amigas bastante más bajas que ella y menos agraciadas.
Pasó por mi lado y ni me miró.
Eso era lo normal.
Se sentaron en una mesa y el camarero, que nunca salía a atender a nadie, salió a tomarles nota.Eva era mucha Eva.
En otras circustancias me hubiera ido.Tambien era lo que normalmente hacía.
Y ya me marchaba cuando algo en mi interior me paró.
-¿Y por que no?.-me dije a mi mismo.
Tras unos segundos de titubeo y sin tener la más minima idea de lo que iba a decir y hacer me dirijí hacia su mesa.
Cuando llegué a su mesa Eva me miró y sonrió.Lo hacía siempre con todos.
-¿Podemos hablar un momento, Eva?.-serio clavandole la mirada.
-Si, claro.-respondió.-Dime.
-A solas.-seguí.-Si no te importa.
Ella sin dejar de sonreir se levantó y nos alejamos de la mesa.
Ví que sus amigas nos miraban con detenimiento.
-Vaya cotillas.-pensé.
Empezé a hablar con Eva.
-¿Te gusta la comida china?.-pregunté.
-¿Y para eso tenías que hablar conmigo a solas?.-sorprendida.
-Entre otras cosas.-yo seguía serio.
-Pues si.Me gusta mucho.-respondió al fin.
-Perfecto.-asentí con la cabeza.
-Eva me gustas y mucho.-continue.-Que yo te guste a ti o no ahora no tiene importancia.
-A ver si he entendido bien.-sonriente.-yo te gusto y no importa si tu me gustas a mi.
-Asi es.-seguía serio.
¿Vives lejos de aquí?.-continué.
-A un cuarto de hora de aquí.¿Ahora quieres ir a mi casa?.-riendose.-Si quieres te presento a mis padres.
-De momento no.-respondí.
-A las 9 te espero en el kiosko de enfrente.-casi como una orden.-Iremos a cenar.
-¿Puede que tenga ya planes?.-dijo sin abandonar la sonrisa.
-Los cancelas.-respondí.-Hoy cenas en un chino conmigo.
Ahi ya se empezó a reir con ganas.
-Oye.¿Esto está pasando de verdad?.-sin dejar de reir.
-Si.-manteniendome serio.
-¿No será una de esas bromas de estudiantes?.-mirandome.
No.-respondí.
-A las 9.- dijo ella
-Si.-dije yo.
-A un chino.-dijo ella.
-Si.-dije yo.
Me dí cuenta que entre el ataque frontal por mi parte y tanto monosilabo la estaban descontrolando.Y no me disgustaba la cosa.
-¿Y que se supone que debo responder?.-mirandome con atención.
-Puedes pensar que soy simplemente un loco que quiere ligarte o puede que tu curiosidad sea más fuerte y vengas para saber en que acaba todo esto.-dije sonriendo yo esta vez.
-O puedo pensar ambas cosas.-contestó.
-Bien.-dije terminando.-Pues todo claro.A las 9.Sé puntual y ponte guapa para mi..solo para mi.-Esto último con voz suave.
Esa frase me encantaba.Hoy en dia la sigo usando.
Ella se quedó callada.
-Hasta luego.-marchandome.
Miré de reojo y vi que se dirigía a la mesa.
Me fijé en sus sensuales andares.Antes de llegar a la mesa se giró y sin dejar de reir clavó sus ojos en los mios moviendo la cabeza de un lado a otro como de incredulidad.
Me fuí y me senté en un banco del parque. A meditar todo aquello.
-¿Que había pasado?¿Quien había mantenido la conversación con Eva?¿Quien la había tratado casi como si de una clienta se tratase?¿Quien era ese?.
La respuesta la tenía clara.Yo, no.Era ese AMO CARLOS que había traspasado los muros del local de Mari Carmen.
Una locura,- pensé para mis adentros.Ahora se lo habrá contado a sus amigas, se estarán riendo de mi y mañana seré el hazmereir de la Universidad.
Por otra parte..¿Por que no me cortó desde el principio?¿Por que no me mandó a hacer puñetas nada más empezar yo a hablar?¿Por que siguió hablando conmigo hasta el final?.Eso tambien planteaba dudas.
Dudas que no se despejarían hasta las 9 de la noche.
Faltaban varias horas así que me fuí a casa.Saludé a mis compañeros de piso que estaban haciendo las maletas para irse a casa de fin de semana largo.
Se sorprendieron al verme trajeado.Yo procuraba llegar esos dias cuando estaban en la cama durmiendo.
Les dije que me había tocado una quiniela.Y en cierto y retorcido sentido era cierto.
Ellos se fueron y me quedé solo.
De mi casa al kiosko apenas habían diez minutos andando.
Eran las 8 y media cuando salí.No quería llegar tarde por si, cosa poco probable, aparecía Eva.
Andé muy despacio parando a mirar algún escaparate para tampoco llegar demasiado pronto.
A las 9 menos cinco estaba a escasos metros del kiosko y...allí estaba ella.
Radiante.Siempre con minifalda.Se vé que no tenía otro tipo de ropa.Y a mi no me importaba lo más minimo.
-Hola.-saludando.-Has llegado pronto.
-Que sea la última vez.-sonreí.
Ella se echó a reir.El hielo estaba roto.
-Hola.-riendo.-Eso se dice normalmente cuando una llega tarde ¿no?.
-Ya.-contesté.-¿Pero tu ves algo de normal en esta cita?.
-La verdad es que no.-contestó sin dejar de reir.
-Vamos a cenar.-acabé.
Llamé a un taxi.Nos montamos y nos dirijimos al restaurante chino.
En el camino hablamos.
-¿Te puedo hacer una pregunta?.-dijo mientras yo veía que el taxista miraba mucho por el retrovisor.
-Claro.-dije mientras con mis piernas empujaba las de ella a un lado para quitarle vista al taxista.
-¿Normalmente esta forma de entrar a las chicas te funciona?.-esperando una respuesta.
-Tu estás aquí ¿no?.-dije con tranquilidad.
-Touche.-respondió.
Me eché a reir.
-Lo cierto es que es la primera vez que lo hago.-continué.
-Eso sí que no me lo creo.-fué su respuesta.-Eso se lo dirás a todas.
Me limité a sonreir.Podía pensar lo que quisiera.Yo había sido sincero.
Llegamos al restaurante.Yo me decía para mi que lo más dificil ya estaba hecho.Ahora tranquilo, a cenar y a controlarme.
-Que iluso.-pensé para mi.-Seguro que el AMO CARLOS aparece y la lia.
Una de las camareras chinas con su habitual y falsa sonrisa nos acompañó a la mesa.
Nos sentamos, miramos la carta y pedimos.
Como esta gente no se entera de nada podíamos hablar con tranquilidad.
Me contó que no tenía citas.Que los chicos no se le acercaban para invitarla a salir.Y que ella no iba a dar el primer paso.Las habladurías.En aquella época si una chica iba tras un chico se la tildaba de chica facil y otra cosa más fuerte.
Yo comía y asentía a cada cosa que decía.Ella seguía hablando.
Y yo tenía miedo.
Miedo porque sabía que habría una palabra, una frase que iba a despertar al AMO CARLOS..el tercero de la cena.
-Y a todas las chicas os pica la almejita de vez en cuando.-dije riendome.
Ella no dijo nada pero me miró y sus ojos brillaban.
Ese brillo que yo notaba en las sesiones.La cosa, sin duda, se iba caldeando.
Y yo intentando contenerme.
-Asi es.-dijo Eva rompiendo el silencio.
-Hace calor aquí.-continuó.
Ya estaba el lio armado.Miré hacia arriba mordiendome el labio intentando pararle.Ya sabeis a quien.Pero esa frase era demasiado tentadora y provocadora.
-Es que llevas demasiada ropa.-dije con mirada pícara.
-¿Demasiada?.-respondió manteniendome la mirada.-¿Tu crees?.
Llamé al camarero y le pedí un papel y un boligrafo.
Eva me miraba con atención.
Comenzé a escribir:
“Ve al baño, quitate las bragas y con disimulo me las pones en el bolsillo de la chaqueta.Luego te sientas, te tapas con el faldón de la mesa y no cierres las piernas.Mantenlas abiertas.”
Ponía en peligro la velada.Pero le dí el papel.
Ella me miraba mientras leía.
Acabó de leer.
-¿Ahora?.-solo acertó a decir eso.
-Si.-respondí serio.
Bebió un trago de vino, se levantó y se fue al baño.
Yo no me lo podía creer.A pesar de mostrar una fortaleza exterior estaba alucinando por momentos.
Eva volvió del baño.Su rostro tenía un delicioso color rojo.
En vez de sentarse frente a mi se sentó a mi derecha.Se puso el faldón por encima.Noté que abría las piernas.Se me acercó al oido como si me dijese algo para con disimulo meterme algo en el bolsillo de la chaqueta.
Más que respirar jadeaba suavemente en mis oidos.
-¿Por que te has sentado aquí?.-pregunté.
-Por si el señor quiere comprobar si lo he hecho.-respondió.
Ví que abría más las piernas y se echaba para atrás.
Metí con disimulo la mano bajo el faldón y toque su bien torneado muslo.Fuí subiendo la mano despacio.Su respiración era disimuladamente más profunda.
Estaba sin bragas y muy mojada.
Me tomé mi tiempo.Toqué cada centimetro de su jugoso y encharcado sexo.No tenía prisa por registrarla bien.
Llegué a su clitoris y puse el dedo encima.
-Si mueves ese dedo nos van a echar de aquí por escandalo público.
-¿En serio?.-dije sonriendo está vez maliciosamente.
-Si.-sus ojos se clavaron en los mios.
-Estás jugando con fuego.-nos manteniamos la mirada.
-Tu no dejarás que me queme.-su respuesta.
-O tal vez avive el fuego.-replicando.
-Creo que es un riesgo que estoy dispuesta a correr.-bebiendo un trago más.
Hice un gesto a la camarera pidiendole la cuenta.
(continuará)


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Capitulo 12-2ª parte
Publicado en:1 Enero 2019 9:26 pm
Última actualización en:28 Marzo 2024 5:56 am
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CAPITULO 12 (II PARTE)

-Esther, Esther, Esther.-dije acercandome a ella muy despacio.
Monica seguía recuperandose.Su respiración era casi normal.
-Atala.-ordené serio a Monica.
Esther se dejaba llevar.Se colocó en posición y Monica la ató.
Las muñecas.Los tobillos.
Al contrario que Monica, siempre desafiante, Esther no me miraba.
Permanecía quieta y en silencio.Esperando pacientemente a ver que diabluras se me ocurrirían con ella.
-¿Me tienes miedo?.-pregunté a Esther.
-No, AMO CARLOS.-respondió con voz blandita.
En ese momento no tenía nada en mente pero supuse que ya se me ocurriría algo.
Con el dedo corazón de la mano derecha acaricié en circulos su muñeca izquierda.Y empecé a bajar por su brazo.Muy suave y muy despacio.
Noté que se le erizaba la piel.Cerró los ojos.
-De rodillas.Entre sus piernas.-ordené a Monica.
Obedeció.
Mientras bajaba mi dedo cada vez me separaba más de su piel.Ya no eran caricias suaves.Eran caricias al borde de las cosquillas.
Esther temblaba.
Con la mano izquierda cojí del pelo a Monica y la acerqué hasta el coño de Esther.
-Lamelo bien pero despacio.-nueva orden.
Monica abrió con sus pulgares el coño de Esther y al segundo o tercer lenguetazo lento pero profundo ví que Esther se estremecía.
Seguía con los ojos cerrados.De su boca no salía nigún sonido pero su cara se puso roja.
Miré y ví que empezaba a salir de su coño un pequeño chorrito que Monica lamía y limpiaba ávidamente.
-¿Ya te has corrido?.-interrogué a Esther.
No dijo nada.Se limitó a afirmar con la cabeza sin abrir los ojos.
-Y tu.-a Monica.-intentando eliminar pruebas.
-Me gusta el sabor de Esther, AMO CARLOS.-respondió.
-Continua.-ordené mientras me acercaba a la mesa de los “juguetitos”.
Cojí el vibrador más grande y le puse un preservativo.Me costó un poco.
Monica seguía trabajando con destreza el coño de Esther que nuevamente se puso roja.Se mordió el labio sin emitir sonido alguno.
Se retorció un poco y un nuevo chorrito que Monica se afanaba en limpiar.
-¿Otra vez?.-pregunté a Esther.
Nuevamente afirmó con la cabeza sin decir nada y sin abrir los ojos.
-¿Te he dado yo permiso para que te corras?.-seguí preguntando.
Esther abrió los ojos y miró el vibrador que llevaba en la mano.
-No sabía que tenía que pedir permiso, AMO CARLOS.-dijo con mirada de sorpresa y voz entrecortada.
-Pues sí.-respondí.-Y encima lo has hecho dos veces.
-Han sido tres, AMO CARLOS.-interrumpió Monica.
Mirada asesina de Esther a Monica mientras yo miraba muy serio a Esther.
Lo cierto es que Esther no sabía que tenía que pedir permiso para correrse.Nadie le había dicho nada y no sería justo castigarla por ello.Pero para su desgracia AMO CARLOS no pensaba igual.
-Meteselo en el coño.-ordené a Monica dandole el vibrador.
Poco a poco fué metiendoselo.Entraba bien.Cuando iba por la mitad aparté a Monica y con la palma de mi mano acabé de meterselo hasta el fondo.
Un gruñido mitad dolor mitad placer salió de la boca de Esther.
Lo puse en marcha.
-Follala con el vibrador.-ordené a Monica.-y pasale la lengua por el culo.
Dos movimientos de mete y saca, una lenguetazo en el culo y otra vez roja.
Abrió los ojos y busco los mios.Su mirada era como pidiendome permiso.No podía hablar,
-Más fuerte y más rapido.-ordené a Monica.
Esther se ponía cada vez más roja.Movía la cabeza de un lado para otro.Sin dejar de mirarme esperando un permiso que yo no le daba.
Estaba aguantando pero, viendo el “trabajo” que la estaba haciendo Monica, no entiendo como lo hacía.
-Correte.-ordené.
Ni un segundo tardó en arquearse y esta vez gritando explotar en un chorro que mojó los pechos de Monica.
Tras unos segundos su cara volvió a su color natural.
-Gracias, AMO CARLOS.-dijo con voz muy suave y dulce.
-Desatala.-ordené a Monica.
-Venid aquí.-dije desde el centro de la habitación.
Ambas se acercaron y una a una las fuí atando a las argollas del techo.Fuí a la polea y las tensé.
Me dirijí a la mesa y cojí dos pinzas metalicas y un cordel.
Puse una pinza en el pecho izquierdo de Esther y otra en el derecho de Monica.Junto a los pezones.
Ambas resoplaron.
Con la cuerda sujeté ambas pinzas y apreté haciendo que estuviesen las dos bien juntas.Practicamente sus pechos se rozaban.
Me fuí a por el latigo de tiras.Empezé a dar vueltas a su alrededor.
Monica miraba el latigo.Esther miraba al suelo.
-Con tanto trajín ya no me acuerdo del castigo que os corresponde.-dije evidentemente mintiendo.
-¿Cuantos eran Monica?.-interrogé.
-No me atrevo a contestar, AMO CARLOS.-respondió Monica.
-¿Y tu, Esther, recuerdas cuantos latigazos son?.-mirandola.
-Los que te de la gana, AMO CARLOS.-sin levantar la mirada del suelo.
-Esa es la respuesta que esperaba.-sonreí.
Bien.-continué.-Yo estoy casi seguro de que eran 50 para cada una.
Monica me miró como reprobandome.
-¿Algo que decir, Monica?.-manteniendola la mirada.
-No, AMO CARLOS.-dijo resoplando.Las pinzas empezaban a hacer efecto.
Le dí un azote con la mano fuerte en el culo de Esther y observé.
Su culo momentaneamente cojía un leve color rojizo.Pero volvía a su color en segundos.
Me gustó.
-Este no vale.-dije.
Pensé para mis adentros que era un buen momento para practicar los azotes sin marcas.
El primer latigazo fué para Esther.No gritó pero arqueó la espalda tirando de la pinza y atrayendo a Monica hacia ella que soltó un quejido.
Esperé unos segundos.
El primero para Monica.Viendo el resultado de moverse ni se inmutó.Solo se mordió el labio.
Uno a uno fueron cayendo los latigazos.Ellas hacían lo posible para no moverse y que las pinzas no castigasen más sus doloridos pezones.A veces lo conseguían y a veces no.
Pero yo no paré.
-Cuando AMO CARLOS promete un castigo lo cumple hasta el final.-decía para mis adentros.
El último para cada una fué especialmente fuerte.Ahi si hubo un grito seco de cada una de ellas.Más producido por las pinzas que por el latigazo en si.
Las quité las pinzas.Dos gritos más.
Miré sus culos.Estaban rojos pero no de un rojo intenso.Más bien tenue.
Acaricié sus pezones castigados mientras las soltaba.
Desde luego ya estaba cojiendo destreza a eso de atar y soltar.
Ni que decir tiene que durante todo el juego yo tenía una erección permanente.Y, desde luego, a casa no me iba a ir asi.
-Quitadme la ropa.-ordené a las dos.
Lo fueron haciendo poco a poco.Y colocaban cada prenda bien doblada en una silla.
Cojí una de las pinzas metalicas y me acosté en la mesa de ginecologo.Me puse comodo.Con un tobillo en cada soporte.
-Venid aquí.-con mirada perversa.
Ambas se acercaron.
-Esther.-dije.-Mis pies.Lame y chupa cada uno de mis dedos.Y hazlo bien.
-Si, AMO CARLOS.-respondió.
Cojí a Monica del pelo y la acerqué a mi boca.
Vaya beso con lengua.Impresionante.Lo hacía con pasión.Con ganas.
En esa posición, Monica agachada sobre mí, tenía el pecho derecho al alcance de la mano.
La cojí del pelo y la separé.
La puse la pinza en el pezón derecho.Una mueca de dolor en su cara.
-Puedes hacerlo mejor.-mirandola a los ojos.
Cojío aire y con fuerza se abalanzó sobre mi boca.Movía la lengua dentro de mi como una posesa.Sin duda el mejor beso que me habían dado en mi, aún, corta vida.
Le quité la pinza y noté una respiración de alivio sin dejar de mover la lengua dentro de mi boca.
Esther se esmeraba en lamer y chupar cada dedo de mi pie.
Nuevamente retiré la cabeza de Monica de mi.
Su cara de morbosa viciosa ya no me sorprendía pero si me encantaba.
-Venid aquí las dos.-ordené.
Esther se acercó.
-Desde aquí.-señalando mis labios.-hasta los pies.A ver que sabeis hacer.
-Mi polla y mi culo no se tocan.-continue.
-De momento.-terminé.
Si existe un paraiso yo, desde luego, estaba en él.Y me sentía como Dios.
Desde mis labios hasta mis pies fueron besando y lamiendo cada centimetro de mi piel.Cuando se engancharon una a cada pezón casi me corro pero me aguantaba.Ya me empezaba a doler la erección.
-Monica.-las interrumpí.-lameme la polla.Sin chupar.
-Y tu, Esther.-dirijiendome a ella.-lameme el culo.
Yo sabía muy bien que como me la chupase iba a durar poco.
Monica me lamía despacio la polla y Esther demostró que era una experta con la lengua en mi culo.
Podría haber seguido así hasta el final.Debería haber seguido asi.Pero el puñetero AMO CARLOS tenía que aparecer para liarla con sus jueguecitos perversos.
-Vamos a hacer un juego.-dije.
Ellas me escuchaban sin dejar de lamerme.
-Monica.Tu me chuparás la polla.-expliqué.-y tu, Esther, me lamerás el culo.
-Cuando chasquee los dedos os cambiais.-continué.-La del culo pasa a la polla y viceversa.
-Y a quien le toque el “regalito”.-sentencié.-Se lo traga.
Cerré los ojos y pensé en un partido de futbol.Chasqueba los dedos de vez en cuando y notaba el cambio.Ya no sabía quien estaba en cada sitio.Y no quería saberlo.
Las ganas que tenía acumuladas más el perfecto trabajo de las dos hizo que chasquease los dedos una última vez antes de explotar.Una corrida larga y abundante que notaba se estaba tragando una de las dos.
Abrí los ojos.
Le había tocado a Monica que me miraba con morbo mientras tragaba, lamía y chupaba para no dejarse nada.
Si, sin duda era el paraiso.Y yo estaba alli y encima como el mandamás.
-Podeis vestiros y marcharos.-mirandolas a las dos.
Esperé a que se fueran para que no notarán que yo estaba hecho polvo.
-AMO CARLOS no podía mostrar debilidad.-pensé mientras me intentaba incorporar.
Me vestí despacio y salí de la habitación.
Necesitaba tomar algo asi que me dirijí a la habitación bar.
Esther me cerró el paso.
-Mari Carmen quiere verte.-dijo.
-Pues vamos a verla.-con voz y ademanes de una fortaleza que no tenía.
Entré en su despacho.Monica estaba alli.
Mari Carmen las ordenó ponerse a cuatro patas y miró sus culos.
-Sorprendente.-dijo mirandome.-Ni una marca.
Yo no dije nada.
-Dejadnos solos.-ordenó.
Monica y Esther salieron de la habitación y Mari Carmen se sentó.
-He visto lo que has hecho.-empezó.-Todo.A traves de la camara.
-Tu me dijistes que nada de penetración.-interrumpí.-Y no lo he hecho.
-No es eso.-me interrumpió ella a mi.
-Haz que se corra, no se te ocurra correrte.-continuó.-tener que pedir permiso, chasquear los dedos..
Se tomó unos segundos.
-¿Como se te ocurren esas cosas?.-preguntó.
-Intento hacerlo más divertido.-respondí.-O tal vez me esté volviendo loco.No sé.
Mari Carmen se quedó pensativa unos segundos.
-Mañana viene una clienta.-dijo al fin.-Se casa el domingo.Viene con una amiga.Es su despedida de soltera.No ha de quedarle ni la más leve marca.¿Se te ocurre algo?.
-¿Con las dos?.-pregunté.
-Si.-dijo Mari Carmen mirandome fijamente.
-Supongo que algo se me ocurrirá.-dije sonriente.
-Bien.-dijo ella.-Ven mañana a las 4 de la tarde y cuentame.
-De acuerdo.-dije saliendo.-Aqui estaré.
-¿Me permites una pregunta, Mari Carmen?.-casi en la puerta.
-Dime.-respondió.
-¿Te ha excitado la sesión?.-sonreí.
-No te pases, carlos.-dijo con una media sonrisa disimulada mirando hacia abajo.-Mañana a las 4 de la tarde.
-A la orden, jefa.-con un saludo estilo militar.
(continuará)



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Capitulo 12-1ªparte
Publicado en:30 Deciembre 2018 10:10 pm
Última actualización en:28 Marzo 2024 5:56 am
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CAPITULO 12 (I parte)

Me fijé en la habitación.Era igual de espaciosa que las otras.
Destacaba una mesa de esa con reposapies elevados como la que tienen los ginecologos.
Otra mesa extraña que se parecía al potro que saltabamos en gimnasia.
Más baja, moldeada y con ganchos y correas por todas partes.
Supuse, por la forma, que era para atar a alguien y dejarlo bien abierto.
En la pared colgados y bien ordenados gran variedad de latigos.Había una especie de tinaja repleta de varas.
En una mesa pequeña había especulos de esos de ginecologo y ví unas bolsas con una canula al final.Supuse que para enemas.
Había tambien una bañera muy grande y una silla “muy extraña”.Era baja y tenía un agujero redondo en el centro.
Había vibradores de diferentes tamaños y preservativos.Asi como pinzas.
Lo más preocupante era que yo miraba tanto aparato y artilugio y ya ni me inmutaba.Este mundo me estaba atrapando cada vez más.
Monica y Esther seguían de rodillas, calladas, con mirada baja y con las manos a la espalda.
-No creais que me he olvidado de vosotras.-dije dirigiendome a Monica.
-No me cabe ninguna duda, AMO CARLOS.-siempre desafiante.
-¿Que voy a hacer con vosotras?.-dirigiendome esta vez a Esther.
-Lo que te de la gana, AMO CARLOS.-sin levantar la mirada del suelo.
Esa respuesta empezó a surtir efecto en mi y las apreturas de mi pantalón asi lo demostraban.
-Levantaos...YA.-ordené.
Ambas obedecieron.
-Me encanta esa ropa que llevais.-continué.
-Es la de siempre, AMO CARLOS.-respondió Monica.
-Veo que no hablais mi idioma.-muy serio.-Cuando digo que me gusta significa que os la quiteis.
-Perdón, AMOCARLOS.-dijo Esther mientras se empezaba a desnudar.
Monica tambien se quitaba el minisujetador y las minibraguitas pero lo hacía despacio sin dejar de mirarme.Mirada viciosamente traviesa y desafiante.
Era lo que es lo que esperaba de ella.
-Inspección de agujeros.-dije tras unos segundos contemplando la belleza de las dos.
-A cuatro patas y piernas bien abiertas.-ordené.-Las palmas de la mano boca abajo.
-Y la cara en el suelo.-terminé.
Ambas lo hicieron.
El espectaculo era increible.
Dos despampanantes chicas con unos cuerpos increibles bien abiertas.Expuestas, entregadas.Y, durante un rato, eran mias.
Si me hubieran preguntado hacía un mes cual era mi sueño más erótico no hubiera sido ni la mitad de morboso que la realidad que estaba viviendo.
Me agache.Unos manotazos en los muslos para que se abriesen más.
Pasé los dedos indice por la raja de su culo.A las dos a la vez.
Muy despacio.De arriba hacia abajo.Paré en el agujerito del culo y lo acaricié en circulo.Muy suave.Tambien a las dos a la vez.
Un suavecito jadeo salió de la boca de Esther.Monica estaba en silencio pero noté que su respiración se hacía más intensa.
Seguí con la maniobra unos minutos más.De arriba hacia abajo y vuelta atrás siempre con la parada en el centro.
Una de las veces metí un poco el dedo en el culo de las dos.
Esther dió un respingo suave.Monica, como buena provocadora que era, sacó más el culo y abrió más las piernas.
Siempre su carácter desafiante.Creo que era lo que más me gustaba de ella.
Bajé los dedos hacia sus coños.
Aquella situación era tan morbosa que como me esperaba estaban muy mojadas.Y yo cada vez peor.Pero ese día no tenía pensado irme con el “calentón” a casa.
Metí de golpe dos dedos en cada coño.Los dejé ahi dentro unos segundos y los saqué.Hice lo mismo tres veces más.
Noté un ligero pero continuo temblor en las piernas de Esther.Y a Monica se le escapó un gemido.Las dos chorreando.
Me gustaba eso.El AMO CARLOS de las narices volvía a aparecer.
-Levantaos.-ordené.
Ambas lo hicieron casi a la vez.Respiraban fuerte.
Miré esa mesa de ginecologo y mi mente, o mejor la mente de AMO CARLOS, volvió con sus ocurrencias tan diabolicas como excitantes.
-Ata a Monica a la mesa.-ordené a Esther.
Mientras lo hacía Monica me miraba.Alargaba las muñecas para facilitar el trabajo a Esther que apretaba las correas.
Colocó ambos tobillos en los reposapies y también los sujetó con correas.
-Vamos a hacer un juego.-empezé a hablar mientras cojía uno de los latigos de tiras.
Las dos me miraban expectantes.
-Esther.-volví a ordenar.-Pon tu boca junto al coño de Monica.
Si, amigo lector, va a pasar lo que os imaginais.Pero con matizes.
Me agaché hacia Esther y la hablé al oido asegurandome de que Monica lo oía.
-Vas a lamerle el coño.-empezé.-con pasíon.Y lo vas a hacer bien.Quiero oir sus gritos mientras se corre.
-Como ordenes, AMO CARLOS.-respondió Esther acercandose al coño de Monica.
-Espera.-seguí.-aún no.
Me dirigí a Monica tambien al oido y tambien asegurandome de que Esther lo oía.
-Monica.-con voz suave.-Ni se te ocurra correrte.Te lo prohibo.
Con los dedos indice y pulgar de la mano izquierda abrí el jugoso y muy mojado coño de Monica.
-Esther.-ordené.-empieza.
Asi lo hizo.Me agaché sin quitar mis dedos para ver la maniobra bien de cerca.
Vaya forma de mover la lengua.Hacia arriba, hacia abajo en circulos.A veces la movía con una velosidad increible.Alternaba con pausas en el que los lenguetazos eran largos y profundos.Se la notaba que lo había hecho muchas veces y que además disfrutaba haciendolo.
Si hay alguien que me dice que no sería un sueño estar ahi en esos momentos le digo que miente.Y yo estaba ahi.
Continuo.
-Hazla correr.-muy serio.-Quiero oirla gritar.-a Esther.
-Ni se te ocurra correrte.-levantandome y hablandole a Monica.
No sé como Monica podía aguantar los “terribles” lenguetazos de Esther.
Se mordía el labio y se agitaba.
Noté que no iba a aguantar mucho.Y yo no quería que el juego acabase tan pronto.
Cojiendo del pelo a Esther la separé.
Monica dejó caer su cuerpo y empezó a jadear.Supongo que agradecía un poco de descanso.
-Esther.-increpé.-No te lo tomas en serio.-Habrá que motivarte.
-25 latigazos como no la hagas gritar.-a Esther.
-25 latigazos como te corras.-a Monica.
Si las miradas mataran caigo fulminado alli mismo pero ambas no dijeron nada.
Nuevamente acerqué la cara de Esther al coño de Monica.
Toqué y señalé el clitoris de Monica, que se sacudió cuando toqué ese puntito, que por su grosor ya destacaba en su coño.
-Prueba ahi.-dije a Esther sonriente mirando a Monica.-Tal vez te resulte más facil.
Desde luego ese AMO CARLOS podía llegar a ser muy perverso.
Si en ese momento le doy una pistola a Monica creo que me pega un tiro.
Y más cuando Esther, muy obediente ella, comenzó a “castigar” tan delicado punto.
Monica empezó a temblar.Se mordía con más fuerza el labio.Movía la cabeza de un lado a otro.Empezaba a jadear y a arquear su cuerpo.
Como si fuese a conseguir algo.La lengua de Esther era certera.
-Monica.-dije sonriente.-piensa en un campo de futbol.Tal vez ayude.
Me agaché y dí un latigazo al precioso culo de Esther.
-Puedes hacerlo mejor.-increpé.-Quiero oirla gritar.
Monica ya no sabía como ponerse.Se intentaba mover para todos los lados con la escasa movilidad que le daban las correas.
Quité de nuevo la cabeza de Esther tirando hacia atrás de su pelo cuando noté que Monica se iba a correr.
-Bien.-dirigiendome a las dos.-Voy a declarar un empate.
-Asi que el castigo lo repartiremos entre las dos.-continué.-Eran 25 latigazos.repartidos entre las dos salís a...(pausa).. 30 latigazos cada una.
Ambas se miraron durante un segundo.
-Por si a alguna le salen unas cuentas diferentes a las mias os recuerdo que yo soy el Amo y hago lo que me da la gana.-sonrisa maliciosa.
-A nosotras tambien nos salen esas cuentas.-AMO CARLOS.-Monica con evidente ironía.
-Asi me gusta, Monica.-dije con tranquilidad.-Como premio voy a dejar que te corras.
-Gracias, AMO CARLOS.
-Pero no como tu te crees.-la interrumpí.
Su mirada era de sorpresa.Imagino que se preguntaba que estaba maquinando ahora.Y yo, evidentemente no se lo iba a decir.
-Pasale la lengua por el culo, Esther.-la ordené.-Dejale el agujerito bien mojadito.
Esther empezó a hacerlo mientras yo me dirigía a la mesa y Monica no me quitaba ojo.
Cojí un vibrador.Tamaño mediano y le puse un preservativo.
Ví que Esther se lo tomaba muy en serio.Lamía y mojaba el agujerito del culo de Monica.De vez en cuando metía un poco la lengua.
Monica se notaba que se lo pasaba en grande pero aguantaba.
Le dí el vibrador a Esther.
-Chupalo.-ordené.
Ella obedeció.
Tras unos segundos.
-Meteselo en el culo y ponlo en marcha.Maxima velocidad.
Poco a poco fué metiendoselo.Cuando ya estaba bien metido lo puso en marcha.
Nuevamente Monica comenzó a temblar y a morderse el labio.
Cojí del pelo a Esther.
-Esta vez esmerate.-ordené acercando su boca al coño de Monica.
Empezaron de nuevo los “crueles” lenguetazos de Esther.
Monica no tardó casi nada en agitarse y arquear su cuerpo.
Me miró.Yo seguía sujetando del pelo a Esther.
-¿Entonces me puedo correr?, AMO CARLOS.-preguntó entrecortadamente.
Si, Monica.-respondí.-Pero justo antes de correrte tienes que decir..Para ti...solo para ti.
-Con pausa y con los ojos abiertos.-continué.-Si cierras los ojos retiro a Esther.
-Eso es muy cruel, AMO CARLOS.-dijo con la voz cada vez más entrecortada.
La lengua de Esther estaba haciendo estragos.
-Quiero asegurarme que tu corrida me la dedicas a mi.-con tranquilidad.-Y si lo dices mirandome y con los ojos abiertos puede que me lo crea.
A Monica ya la temblaba todo el cuerpo.Se agitaba como una posesa pero no dejaba de mirarme.
Noté que le costaba horrores no cerrar los ojos para disfrutar plenamente.Los empezaba a cerrar pero enseguida los abría de nuevo.
Empezó a gemir.Cada vez más fuerte.De los gemidos pasaron a tenues gritos y de ahi a gritos entre convulsiones.
-Para ti...solo para ti.-ojos de viciosa.
Grito largo entre terribles temblores y al final cayó rendida.
Miré la cara de Esther.Estaba totalmente empapada.Y desde luego no era agua ni sudor.
-Desata a Monica.-la ordené.
A Monica la costó incorporarse.Estaba exhausta.Aún no respiraba con normalidad.
Miré a Esther.
-Esther.-la dije acercandome a ella.-Ahora es tu turno.¿que voy a hacerte a ti?.
-Lo que te de la gana, AMO CARLOS.-bajando la mirada.
Como me gustaba y me gusta esa frase.
(continuará)

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Capitulo 11
Publicado en:29 Deciembre 2018 8:59 pm
Última actualización en:28 Marzo 2024 5:56 am
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CAPITULO 11
Me puse la ropa de calle y fuí al despacho de Mari Carmen.
-Sientate, Carlos.-empezó a hablar.-Sé que has pasado un mal rato.Podías elegir entre subir el nivel y ganar o frenarte.Parastes y esa fué una buena decisión.Te controlastes bien.Enhorabuena.
-¿No me dirás que esta era otra de tus pruebas?.-dije resoplando.
-Entiende una cosa, carlos.-siguió.-cada sesión es una prueba.No hay lugar para equivocaciones.No hay vuelta atrás.
Mientras decía esto había abierto un cajón y empezaba a contar billetes.
-Aqui están tus 15.000 pesetas.-entregandomelas.-Has hecho un buen trabajo.
-¿Y tu como lo sabes?.-dije extrañado por lo que sabía.
-Te estuve viendo.-respondió.-Hay una camara en la habitación.Seguí paso a paso lo que hacías.
Recordé la luz roja intermitente.
-Entiendo.-dije.-No te fiabas de mi.
-La confianza es un lujo que no me puedo permitir con principiantes.-dijo Mari Carmen.-Aunque sean tan prometedores como tú.
-No sé como tomar eso.-respondí.
-Tomalo como un halago.-dijo ella con media sonrisa.
-Si me estás halagando para que te perdone la cena no te va a servir de nada.-el que sonreía ahora era yo.
-¿De verdad no prefieres a Monica?.-preguntó.-Ella lo desea.
-No.-rotundo.-Has perdido una apuesta conmigo aunque, como eres la jefa, supongo que si quieres puedes retractarte.
Si alguien me dice unas semanas antes que iba a rechazar la oferta de estar con Monica le llamo loco.
Mari Carmen no dijo nada.Abrió de nuevo el cajón y sacó dinero.
-Toma 5.000 pesetas más.-dijo dandome el dinero.-Mañana te tomas el dia libre y te compras ropa.A mis chicos los quiero bien vestidos y elegantes.Además te llevaré a un restaurante al que no te dejarían entrar con esas pintas.Te espero aquí a las 8 de la tarde.
Volví a casa.Practicamente ya no veía a mis compañeros de piso.
A la mañana siguiente, tras desayunar, evidentemente ya en una cafeteria, me fuí a un conocido centro comercial.
Ropa de caballero.Trajes.Había muchas marcas.Me probé varios.
Había dos que me gustaron.Sobre todo uno.Gris marengo.Me lo puse y al mirarme al espejo me gustó como me quedaba.Había que hacerle unos pequeños arreglos pero era perfecto.
El dependiente, en todo momento muy solicito, aprobaba mi elección.
Era una sensación tanto extraña como agradable el hecho de ver a un señor adulandote todo el tiempo.
-Mañana a mediodia puede pasar a recogerlo.-dijo al fin.
-Lo necesito para hoy.-respondí.-A mediodia.
-Imposible.-sin dejar de sonreir.-Hay muchos arreglos.Pero haré todo lo posible para que mañana a primera hora esté listo.
-Aparte de ese traje quiero este otro.-indicandole el otro que tambien me había gustado como me quedaba.
Saqué un billete de 1000 pesetas.
-Paso a las 2 de la tarde a recogerlos.-dije entregandole el billete.-¿Le parece buena hora?.
Unos segundos mirando el billete.
-A las 2 puede pasar a recogerlos.-otra vez la sonrisa.
Desde luego mi carácter estaba cambiando.Aunque el hecho de tener dinero en el bolsillo tambien ayuda.Y mucho.
Para hacer tiempo seguí de compras.Dos pares de zapatos.Algunas camisas y corbatas que me ayudó a elegir la dependienta dados mis nulos conocimientos para combinar colores.
Comí en el mismo centro comercial.
A las 2 de la tarde estaba en la tienda de los trajes.Estaban listos.
Tras pasar por caja me fuí directamente a casa.
Afortunadamente no había nadie.Me probé los conjuntos enteros.Traje, camisa, corbata, calcetines negros(me lo dijo la dependienta) y zapatos.
Me miré al espejo y no me reconocía.Pero me gustaba vestir así.
Parecía que fuera a casarme.
-Creo que me podría acostumbrar a este nivel de vida.-me dije a mi mismo con una media sonrisa.
Me lo quité para que no se arrugara y me acosté un rato.No dormía mucho últimamente.Puse el despertador a las 7 de la tarde.
Me desperté, me duché y me vestí otra vez.
Nueva mirada al espejo y a la calle.
Cojí un taxi y fuí al local.Llegué antes de las 8.
Cuando entré al local ví a Monica.Estaba increible.Falda corta ceñida y blusa.
Me miró con sorpresa mientras se acercaba a mi con su sonrisa cautivadora.
-Muy elegante.-dijo.-No te tiró las bragas a la cara porque sabes que no llevo.
-No te cansas de provocar por lo que veo.-respondí.
-Asi que has preferido una cena con Mari Carmen antes que a mi.-dijo con voz de reproche.
No respondí.Ella se acercó más a mi.
-No puedes ni imaginar las cosas que te hubiese hecho.-me susurró al oido.
-¿Sigues provocando?.-mirandola a los ojos.
-No estoy acostumbrada a que me rechazen.-mirandome fijamente.
Ante mi silencio se echó a reir.
-¿Es que tu tambien vienes?.-pregunté.
-No.-respondió.-Soy su chofer tambien.Voy a sacar el coche.
No pasaron ni 5 minutos cuando apareció Mari Carmen.
Me quedé helado.Estaba radiante.
Llevaba un vestido rojo por encima de la rodilla.Elegantisimo.Con una pequeña raja en uno de los lados.La espalda al aire.
-Muy bien, Carlos.-rompiendo el silencio.-Bonito traje.Te sienta bien.
-Pues yo no voy a decir como estás y como te sienta el vestido.Si lo digo igual me echas.-dije con mi media sonrisa.
-Lo tomaré como un cumplido.-dijo Mari Carmen sonriendo.-Vamos.
Salimos a la calle.Monica estaba de pie junto a un cochazo.No voy a decir la marca.
Monica abrió la puerta de atrás y entramos.
-¿Te gusta la comida francesa?.-dijo Mari Carmen mientras iniciabamos la marcha.
-Preguntamelo a los postres.-respondí.
Lo cierto es que mis únicas experiencias en restaurantes habían sido algunas bodas, comuniones, bautizos y alguna comida familiar.Pero en plan cita nunca.
El trayecto fue corto.
Llegamos al restaurante.Se le veía lujoso.Un señor nos abrió la puerta del coche.Antes de bajar Mari Carmen le dijo a Monica que volviese al local y que esperase su llamada.
Al entrar un señor con pajarita se nos acercó e inclinó la cabeza saludando a Mari Carmen.No cabía duda de que era asidua de allí.Luego me saludó brevemente a mi.
Nos invitó a pasar y nos llevó hasta una mesa.
Yo solo había visto estos tipos de restaurantes de lujo en las peliculas.
Y ahi estaba yo intentando aparentar normalidad.
Había bastantes mesas ocupadas.Nos dirigió a una bastante discreta.
Nos retiró la silla para que nos sentaramos y con un chasquido de dedos llamó a otro camarero.
Cojí la carta y la miré.Cualquiera se enteraba de nada.Si el nombre de los platos era raro la explicación de lo que llevaba era el colmo.
Mari Carmen, con la carta en las manos, no me quitaba ojo.No dejaba de sonreir.Sabía lo que estaba pasando y la divertía.
Llegó el camarero.Se le notaba que era francés.Sonrisa de oreja a oreja.
-¿Que nos recomiendas, Pierre?.-dijo Mari Carmen tras los iniciales saludos.
De lo que dijo el camarero, que gesticulaba juntando los dedos pulgar e indice como puntualizando cada cosa solo me quedé con la palabra escargots (igual lo he escrito mal).
-Nos permite un minuto.-interrumpí.
-Por supuesto, señor.-dejandonos solos.
-¿No sabes que pedir?.-dijo Mari Carmen.Se notaba que se lo estaba pasando en grande viendome pasar un mal rato.
-Creo que pediré esos escargots.-dije con absurda suficiencia.
-¿Caracoles?.-dijo ella.-Bien.Si te gustan es una buena elección.
-¿Escargots son caracoles?.-pregunté.
-Asi es.-respondió ella sin dejar de sonreir.
-¿Y por que no lo llaman caracoles?.-seguí preguntando.
-Este es un restaurante francés.-me respondió.
-Pero estamos en España.-continue.-Y aquí, en Madrid, en barcelona y hasta en navarra lo llaman caracoles.
-Vaya forma de complicarse y complicarnos la vida.-terminé.
Mari Carmen se acercó con disimulo la mano a la cara.Por los movimientos adiviné que se estaba riendo.
-¿Quieres que elija yo por los dos?.-dijo al fin.
-Buena idea.-respondí.-Al fin y al cabo tu pagas la cuenta.Elijeme carne.
Llamó al camarero y pidió para los dos.
Mientras tomabamos un poco de vino de una botella que había elejido ella comenzamos a hablar.
Solo parabamos de hablar cuando iban sirviendo los platos.
-¿Por que quisistes cenar conmigo antes que la otra opción que era la más lógica?.-preguntó.
-Para saber más de ti y de este mundo en que me he metido.-respondí.
-Eso lo podríamos haber hablado en el local.-bebiendo de la copa.
-¿Y perderme el verte vestida asi?.-sonreí.-Lo que no me explico es el tipo de sujetador que llevas.Tienes la espalda al aire.
-Muy sencillo.-respondió.-No llevo.
Dí un trago de vino.
-¿Puedo preguntarte como empezastes en esto?¿Tambien te llevaron a un sitio y te enseñaron los malditos cuadritos?.-empezé.
-Puedes preguntar lo que quieras.-sonrió.
Se quedó callada.
-Entiendo.-rompiendo el silencio.
-¿Que ha sido de Pedro?.-continué.-Desde el dia del champagne que no le he visto.¿Le has despedido?.
-Pedro dejó embarazada a su novia del pueblo.-comenzó.-Es la del alcalde.Se va a casar y tiene la vida resuelta.Creí que Pedro te lo había dicho.
-No sabía nada.-respondí.
-Se comprometió a traerme un sustituto antes de irse.-siguió.-Y aparecistes tu.
-Entiendo.-asentí.
-Supongo que conocerás a las clientas.-afirmé.
-Claro.-respondiendome.-Todas son investigadas.No podemos permitirnos el lujo de que se nos cuele una periodista.¿No crees?.
-Lo tienes todo bien atado por lo que veo.-afirmé.
-Asi debe de ser.-respondió Mari Carmen.-Todo bajo control.¿Recuerdas esa palabra verdad?.Ya hemos hablado de ello.
-Y como llevan capucha nosotros nunca sabremos quienes son.-aseveré.
-Ese es el único eslabón debil de la cadena.-mirandome.
-¿Y eso?.-me sorprendió su afirmación.
-Eso creen ellas.Y así suele ser pero reconocerás a alguna en ocasiones.-explicó.-Por su voz, por algún tatuaje, por su fisico.En fin por pequeños detalles.Cuando eso pase finge que no sabes quien es aunque en ocasiones te den ganas de pedirle un autografo.
Esta última frase la dijo riendose.
-Explicado, entendido y memorizado.-dije al fin.
-Perfecto.-añadió ella.-Así las cosas irán bien.
-Pero dejemos el tema y hablemos de otras cosas.-terminó.
Asi lo hicimos.Supe que era soltera.No tenía hijos ni podía tenerlos.
Intenté decirla que sentía oir eso pero no me dejó.Lo habia asumido y aceptado.
Seguimos hablando.La verdad es que quien más quería saber era ella de mi.Yo poco más, por no decir nada, la saqué.
Acabó la cena.Cené muy bien.
Mari Carmen se levantó.
-Voy a llamar a Monica.-dijo marchandose.
No tardó en volver.
-¿Has cenado bien?.-me preguntó.
-Muy bien.-respondí.-aunque no te voy a preguntar que he comido.Prefiero no saberlo.
-Has comido carne.-sonriendo.-Y ahora vamos que Monica estará a punto de llegar.
-¿Pero habrá que pagar la cuenta no?.-con sorpresa.
-¿Tu ves que lleve bolso?.-girandose a mi.
-Pues yo no llevo dinero.-asustado.-Nos van a hacer fregar platos.
Se empezó a reir.Y esta vez sin disimulo.
-Oye.-perplejo.-me decían que tu no reías nunca.Y conmigo no dejas de hacerlo.¿Llamamos a un medico o algo?.
Nuevamente se rió.
-Es que tienes unas salidas.-respondió.-El restaurante es mio.
-Pues si que te va bien el negocio.-dije al final.
El señor de la pajarita nuevamente inclinó la cabeza para despedirnos con una sonrisa.
Monica ya estaba en la puerta.
Abrió la puerta de atrás y entramos.Volvimos al local.Ellas vivían alli.
Mari Carmen y yo salimos del coche.Monica fué a meter el coche en el garaje.
-Ya conseguistes tu cena.-dijo acercandonos a la puerta.
-Si.-respondí.-¿Ves como no ha sido tan malo?.
-A pesar de todo no olvides quien soy y quien eres tu.-siguió.
-Lo sé.-respondí.-Tu eres la jefa con un impresionante vestido sin sujetador y yo soy..
-Rebelde.-me cortó.- manipulador, sinverguenza, desobediente, caradura, imprevisible..
-No sigas.-la interrumpí yo sonriendo.-Si me sigues halagando me pondré rojo.
-Sigo diciendo que eres el mismisimo demonio.-sonriendo otra vez.
-Tu y yo sabemos que te gusta como soy.-mirandola.
-Es muy posible que cualquier dia de estos te despida pero si..me caes bien.-sin dejar de sonreir.
-Por cierto.-continuó.-yo tambien sé sorprender.Mañana aquí a las 12 de la mañana.
-Me intrigas.-la dije.-Y luego dices que el demonio soy yo.
-Hasta mañana, carlos.-marchandose.
-Hasta mañana, jefa.
Casi no dormí por la incertidumbre.
Llegué puntual.llamé al timbre.
Me abrió Mari Carmen en persona.No veía a nadie más.
-Que raro.-pensé.
-Sigueme.-empezando a andar.
Me llevó a la habitación 3 que yo no conocía.
Entramos y vaya sorpresa.
Estaban Monica y Esther de rodillas, con la cabeza baja y las manos a la espalda.
-Menos penetrarlas haz con ellas lo que te apetezca.-dijo sonriente.-Diviertete.
Me tomé unos minutos antes de reaccionar.
Y apareció el AMO CARLOS.Ese a quien siempre se le ocurren cosas.
Me dirijí a Monica.
-No puedes ni imaginar las cosas que te hubiera hecho.-susurrandole al oido.-¿Era eso lo que me dijistes no?.
-Si, AMO CARLOS.-respondió ella sin levantar la mirada.
-Va a ser un autentico placer averiguarlo.-sonreí.
-Tal vez el placer sea mio, AMO CARLOS.-sin levantar la cabeza.
(continuará)

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Capitulo 10
Publicado en:29 Deciembre 2018 8:57 pm
Última actualización en:28 Marzo 2024 5:56 am
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Capitulo 10
Aproveché el tiempo para acercarme a la Universidad.Compré los apuntes de las clases a las que no iba que, ultimamente, eran todas y me fuí a comer a un chino.Siempre la comida china ha sido y es mi debilidad.
Hize tiempo y acudí al local sobre las 5 de la tarde.Curiosamente no estaba nervioso.
Allí estaba un “compañero” mio.Nos saludamos y hablamos de cosas intrascendentes.Yo miraba el reloj de pared.
Mari Carmen salió del despacho.
-Hola Carlos.-dijo.-llegas pronto.Entra a mi despacho que tenemos que hablar.
-Soy un maniatico de la puntualidad.-respondí.
-Sabes la diferencia entre un AMO y un sadico?.-preguntó.
-Prefiero que me lo digas tu a aventurar una respuesta.-respondí.
-Vas aprendiendo.-siguió.-Sabia respuesta.
-Un sadico.-empezó.-disfruta castigando y sometiendo.Un AMO, por el contrario, disfruta del placer que siente la sometida al ser castigada.
-Entiendo la diferencia.-dije.
-¿Que te han contado de la señora X?.-mirandome.
-Que es una masoquista extrema.-respondí.-Me han dicho los utensilios que he de usar y que lo haga en el orden que yo quiera y como quiera.
-Asi es.-me interrumpió.-pero con unos limites.Tus limites.
Me quedé perplejo.
-¿Mis limites?.-pregunté.
-Asi es.-prosiguió.-Ya hablamos en su momento del control.Siempre has de controlar la situación.Saber las consecuencias de lo que estás haciendo y jamás perderlo.No puedes, si ves que la clienta tiene un nivel superior a ti, hacer otras cosas que no controlas o incrementar el castigo simplemente para quedar por encima.Si haces eso rompes las reglas del juego.Dejas de ser un AMO y pasas a ser un sadico.Y a ese extremo no has de llegar.Aquí yo quiero AMOS no sadicos.
-¿A que viene eso?.-me atreví a interrumpir.
-El nivel de la señora X es muy alto.-respondió.-Hoy fracasarás pero no quiero que te sientas mal cuando eso ocurra.
Me tomé unos segundos antes de responder.
-¿De verdad crees que no estaré a la altura?.-dije al fin.
-Asi es.-respondió.-Pero ya tengo previsto que sea asi.Por eso te digo que no te preocupes demasiado.
No me gustó.Y al AMO CARLOS que había dentro de mi menos.
Yo lo hubiese dejado así pero el AMO CARLOS que había en mi no podía.
-No voy a fracasar, Mari Carmen.-dije.-Y estoy dispuesto a hacer una apuesta contigo.
-¿Haciendo lo que sabes hacer, sin hacer nada que no sepas las consecuencias que puede acarrear y tragandote el orgullo si ves que no llegas a su nivel?.-preguntó ella sonriente.
Casi nunca sonreía.Y la sonrisa en ese momento no me gustó.
-Asi es, jefa.-respondí.
-Pero hagamos un pequeño juego.-continué.-Así no habrá dudas de quien gana.Si tu o yo.
-Te escucho.-sentandose bien en su lujoso y caro sillón.
Yo ya ni me conocía.
-Tres tazas.-comenzé.-En una de ellas Monica colocará una moneda.En la que diga la señora X.Una vez en la sala sin que yo lo vea Monica que coloque las tres tazas boca abajo.Si hago que la señora X me diga donde está yo gano.Si no ganas tu.
Mari Carmen volvió a sonreir.Esta vez si me gustó.
-Una especie de interrogatorio.-dijo tras una breve pausa.-Creo que a la clienta la gustará.
-Si.-continuó.-es interesante.
-¿Que nos jugamos?.-dije.¿Si pierdo yo que quieres?.
-Simplemente que no te lo tomes a mal.-respondió.-A veces estas cosas pasan.
-¿Y si gano yo?.-sonreí.
-Pide lo que quieras.-dijo.-aunque imagino lo que es.
-¿Tu crees?.-dije con sonrisa irónica.
-Quieres a Monica.-dijo con una sonrisa de oreja a oreja.-Y además sé que a ella no la importaría.Sé que lo está deseando.
-Pues te equivocas, jefa.-sin sonreir.
-¿Esther entonces?.-dijo con extrañeza.-¿O tal vez las dos?.
-Tampoco quiero eso.-
-¿Entonces?.-mirada de curiosidad.
-Si gano quiero cenar contigo, pagando tú naturalmente.-esta vez sonriendo.
Fué la primera vez, y creo que la última, que vi a Mari Carmen con ojos como platos y sin saber que decir.
-¿No pretenderás...?.empezó a decir.
-Simplemente cenar.-interrumpí.-Bueno y una conversación durante la cena sería de agradecer.
Yo me mantenía serio y ella empezó a reir.
-Muy bien.Trato hecho, carlos.-sin dejar de reir.Anda, ve a cambiarte que casi es la hora.
-Que lastima cuando pierdas.-dijo mientras me marchaba.
Me giré.
-Por si acaso no hagas planes para mañana por la noche.-Esta vez era yo el que reía.
Fuí al vestidor.Ropa fuera.El minislip y el culo al aire.
Mientras lo hacia pensaba en los lios y enredos en que me metía ese AMO CARLOS.
¿No podía tener la boquita cerrada?.
-¿Quien coño eres tu?.-dije mirando al espejo.
Empezé a carcajearme yo solo mientras pensaba..
-Ese AMO CARLOS soy yo, estoy con el culo al aire y hablando solo, estoy fatal.
Me sequé las lagrimas de la risa.Me puse serio y saliendo del vestidor me dirijí a la habitación 2.
Faltaban 10 minutos.Con esas pintas desde luego no me iba a sentar así que miré la habitación una vez más.Noté ese escalofrio nada desagradable.
Y ví algo raro.Una lucecita roja en la pared.No le dí importancia.
Empezé a pensar en como iba a plantear la sesión.Se me ocurrían varias cosas.Pero al final decidí que dejaría que las cosas trascurriesen por si solas.
Luz azul encendida.
Luz azul apagada.
Se abrió la puerta y apareció la despampanante Monica.En una mano llevaba una bandeja con tres tazas.Con la otra tiraba de la cadena sujeta al collar de la señora X.
Sin decir palabra Monica me entregó la cadena con su perpetua sonrisa y se dirigió a la mesa.
Yo miraba de frente a la señora X que estaba parada con las manos a la espalda.A pesar de la mascara se adivinaba que era joven aunque no demasiado.Era delgada y tenía unos bonitos pechos.No demasiado grandes.
-Ya está, AMO CARLOS.-dijo Monica mientras se marchaba.
Me giré y ví las tres tazas boca abajo sobre la mesa.
-Perfecto.-dije.
Sin hablar tiré de la cadena y coloqué a la señora X a horcajadas sobre la mesa.Su estomago descansaba sobre el cojín negro.
Ella se dejaba hacer.
Fuí sujetando sus piernas con las correas fijadas a las patas.
Bien abierta.
Tiré de sus muñecas y la até a los picos de la mesa.
Comprobé que estaba tirante pero no demasiado.
Frente a ella estaban las tazas.
-Asi que no vas a decirme donde está la moneda.-dije mientras pasaba mi dedo por toda su columna desde el comienzo del culo hasta el cuello.
Lo hice despacio.Luego mi dedo empezó la ruta inversa.
-No voy a decir nada.-sus primeras palabras.
-Esa es la respuesta que esperaba.-sonriendo.-Demasiado facil.
Cojí la paleta y la coloqué sobre su espalda.Quería que la notase.
Las pinzas con agujeros en las patas.
Me tomé mi tiempo en colocarlas bien como me había enseñado Monica.
En los dos laterales de su cuerpo.
Ni una queja.
-Mirame.-la dije.
Ella giró su cabeza hacia donde estaba yo.
Cojí los extremos de las cuerdas y fuí tirando poco a poco.Pinza a pinza.
Noté que ella de vez en cuando cerraba los ojos y gemia suavemente.
Daba la impresión que más que sufrir estaba saboreando el momento.
Una a una se las fuí arrancando todas.
Lo mismo hice con el otro lateral.
Cierre de ojos de vez en cuando y más gemidos.
Di una vuelta a la mesa y sin miramientos metí dos dedos en su coño.
Estaba mojada.Muy mojada.
Saqué mis dedos y los metí en su boca por la abertura de la mascara.
-Limpiame la mano.-ordené.
La señora X lo hizo sin apartar sus ojos de los mios.
Cojí la paleta.
-Cuenta en voz alta.-nueva orden.
Empezé a azotar su culo con azotes fuertes pero pausados.
1, 2, 3....hasta diez contó en voz alta.
Me fijé en sus manos durante el castigo.
-No ha apretado los puños.-dije para mis adentros.
Cuando te castigan la primera reacción ante el castigo es cerrar los puños, luego movimientos del cuerpo y al fin los quejidos.
Ella nada de nada.
La había azotado con la parte lisa.
Cojí las pinzas metalicas.Cojí 6 con 6 pesas y los puse junto a su cara.Para que viese lo que la esperaba.
Durante un segundo ella apartó su mirada de mi y las miró.
Cojí la primera y agachandome la coloqué pegadita al pezón.
Me levanté y la miré.Esperaba alguna reacción.
Yo me había colocado una unos segundos y aún me dolía.Pero ella nada.
Cojí otra y se la coloqué en el otro lado del mismo pezón.
Ella empezó a respirar fuerte.Nada más.
Cojí 2 pinzas más y se las coloqué seguidas pegaditas al otro pezón.
Ya tenía 4 colocadas.
Me imaginaba el dolor que estaría sintiendo.
Coloqué una pesa en cada pinza.Noté que sus pechos se tensaban por el peso.
Ninguna muestra de dolor por su parte.
-¿Donde está la moneda?.-pregunté mientras con mi mano balanceaba sus pechos.
-No hablaré.-su voz se entrecortaba.
-Menos mal.-sonreí maliciosamente.-No hemos hecho más que empezar.
A pesar de que mostrara seguridad en mi mismo lo cierto es que aquello ya empezaba a irritarme.
Las pinzas tenían que provocarle un dolor descomunal.Y nada.
Cojí las otras dos pinzas y directamente coloqué una en cada labio del coño y seguidamente una pesa en cada una.
Los labios se estiraban.
Su respiración se entrecortaba más y un pequeño gruñido salió de su boca cuando las balancee.
-Menos mal.-pensé.-Es humana.
-¿Bajo que taza está?.-Pregunté.
No dijo nada.Solo movía negativamente la cabeza.
Tenía los puños cerrados.
La quité las pinzas de los pezones y se los acaricié.Un breve gruñido.
Y más cuando le quité las del coño.Ahí el gruñido fue mayor pero tambien lo fué su respiración de alivio.
Coloqué mis dedos nuevamente en su sexo.
Chorreando.
-Tienes los pezones muy castigados.-empezé a hablar con voz baja y pausada acercandome a su cara.¿Te imaginas que te las vuelva a poner?.¿Crees que lo soportarás?.Enseñandola las pinzas.
-Haz lo que quieras.-dijo desafiante.-No voy a hablar.
Su respiración era fuerte.
-Esta vez en los pezones.-sentencié.
Noté que esta vez si mantenía los puños cerrados.Temblaba un poco.Miraba a la mesa y respiraba profundamente.
Recordé lo que me había dicho Monica.Colocarla nuevamente en la misma zona es terrible.
Cojí una pinza que aún tenía la pesa enganchada y se la puse en un pezón.
Ahi sí emitió un grito seco.
-¿Donde está la moneda?.-pregunté serio.
-No hablaré.-su respuesta.
Pinza con peso en el otro pezón.
Nuevo grito.Misma pregunta.Misma respuesta.
Mayor fué el grito cuando se las quité.Pero muy breve.Eso si.Muy intenso.
Miré sus pezones.Estaban algo deformados por el castigo.Los acaricié.
Recordé las palabras de Mari Carmen.El control.No hacer nada que no controles.
Podría haberselas colocado una y otra vez hasta que hablase pero yo no sabía que consecuencias podría tener.Asi que no lo hice.
Cojí la paleta.
Me acerqué a su cara.
-50.-dije enseñandole la parte rugosa.
La señora X seguia jadeando.
-¿Los cuento?.-dijo mirandome a mi y no a la paleta.
-Si.-muy serio.
Irritante.Aquello era irritante.
Los primeros diez, que ella contó, fueron fuertes y rapidos.
De vez en cuando movía un poco el culo.
Me dirijí a ella.
-¿Te han gustado estos de prueba?.-dije.
-Ahora va a ir en serio a menos que tengas algo que decirme.
No dijo nada.Otra vez movió la cabeza en señal de negativa.
-Muy bien.-dirigiendome atrás con la paleta.
La siguiente tanda fueron 20.
Esta vez solté bien el brazo.La azoté con mucha dureza.Y además rápido.
Ahora si que emitía sonidos a cada azote.Quejidos nada exagerados.Sobre todo cuando yo alteraba el orden.Uno en la nalga izquierda, otro en la derecha, dos o tres en la izquierda, uno o dos en la derecha.
Vi que el color de su culo se volvía morado.
-Han sido 20 normalitos.-dirijiendome a ella.
-¿Algo que decirme antes de empezar el castigo de verdad?.-añadí.
-No voy a hablar.-acertó a decir mientras su respiración se hacía más profunda.
-¿Castigo de verdad?.-pensé para mis adentros.Si yo tenía ya el brazo medio muerto.
Desde luego el término masoquista extrema la venía al pelo.
Y ya empezaba yo a asumir que iba a poder conmigo.
Los ultimos 20 la hicieron gritar pero más que gritos de dolor parecían gritos de desahogo.
Su culo tenía un tono morada brillante.Marcado e hinchado.
No cabía duda.Tenía un nivel superior al mio.
Solo me quedaba una esperanza.Aunque visto lo visto era muy remota.
Acerqué el tripode a ella con el vibrador incorporado.
Sin miramientos le metí el vibrador en el coño.La verdad es que entró muy facil.Cojí el cable y coloqué el mando junto a su cara.
-Asi que no vas a hablar.-dije.-mientras giraba un poco la ruedecilla.
Ella tembló.
-No tengo nada que decir.-entre jadeos.
Giré la rueda al maximo.
Empezó a retorcerse lo que podía.
Y paré de golpe.
Un gruñido salió de su boca.
Nuevamente le dí al maximo.
Más temblores.Intentó arquearse.Y volví a parar.
-¿Algo que decir?.-pregunté.
-Si me follas te lo digo.-entre jadeos.
-Esa no es una opción.-respondí con tranquilidad pasmosa.
Le dí al máximo otra vez.Supongo que ella esperaba mientras se retorcía que lo iba a parar otra vez.
Pero no.Lo dejé junto a su cara con la velocidad maxima y empezé a dar vueltas a la mesa.
La señora X no dejaba de mirar el mando.Vió que yo no estaba cerca.
-Dios...Dios...Dios...-entre sonoros jadeos.
La temblaba todo el cuerpo.Miré el vibrador.Ví sus jugos resbalar por él.
Corrida bestial sin duda.
Ella se dejó caer sobre la mesa.Pero el vibrador seguía alli y al maximo.
-¿Donde está la moneda?.-pregunté acercandome a ella.
-No voy a decir nada.-respondió.
-Muy bien.-dije.-No tengo prisa.
El vibrador seguía haciendo de las suyas.
Noté que empezaban otra vez los temblores.
-Dios..Dios..Dios..-de nuevo.
Se volvíó a arquear y nuevamente sus jugos cayendo por el vibrador.
Ya no dije nada.Seguí paseando alrededor sin acercarme al mando.
Durante los siguientes minutos se corrió al menos cuatro veces más.
Y entonces paré el mando.
Ella se dejó caer sobre la mesa.Estaba extenuada y yo molesto.
Habia ganado Mari Carmen.
La solté de las correas e incorporandola le enganché la cadena al collar.
-Monica.-grité
Para mi sorpresa apareció Monica pero venía con Mari Carmen que venía con una medio sonrisa.
La sonrisa de la victoria.Como odiaba eso.
La señora X se giró hacia mi.
-La moneda está en la taza de enmedio.-dijo en voz baja.
Si mi cara era un poema la de Mari Carmen era un espectaculo.
Monica se la llevó y Mari Carmen y yo nos quedamos solos.
-Tal vez no esté enmedio.-dije con sonrisa picara de satisfacción.
Mari Carmen levantó la taza de enmedio.
-Elije un restaurante bonito.No importa que sea caro.Pagas tu.--dije riendome mientras Mari Carmen cojía la moneda.
-Eres el mismisimo demonio.-empezó a reir.
-Prefiero AMO CARLOS.Eso de demonio asusta.-sin dejar de reir.
-Cambiate y ven a mi despacho.-dijo marchandose.
Me encantaba esa frase.Era sinonimo de dinero.Pero esta vez había algo más.
(Continuará)



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Capitulo 9
Publicado en:27 Deciembre 2018 9:56 pm
Última actualización en:28 Marzo 2024 5:56 am
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Capitulo 9
Siempre he sido tremendamente competitivo.Siempre queriendo ser el mejor en todo lo que hago.
Aprender, estudiar, pensar y mejorar.Ese fué y es mi lema.
Al dia siguiente volví con Monica a la habitación 2.
Mientras nos dirijiamos a ella Monica me preguntó.
-¿Que tal ayer?Conseguistes aliviar tu calentura?.-sonreía.
-No quiero hablar del tema.-respondí serio.
-Eso quiere decir que no conseguistes a ninguna y tuvistes que..-empezó a reirse de buena gana.
-He dicho que no quiero hablar del tema.-respondí.
Llegamos a la habitación.Ella seguía riendo y yo seguía serio.
-Hoy practicaremos con las pinzas.-dijo Monica mientras se quitaba el sujetador.
Que preciosidad.Nunca me cansaría de mirar sus perfectos pechos.
-Empezamos bien.-pensé.
Logré disimularlo lo mejor que pude.
-Hay algunas con agujeros en las patas y eso me intriga.-dije.
-Hay muchas clases de pinzas.-empezó.
-Empezemos con estas.-dijo acercandome unas muy pequeñas metalicas con una cadenita que colgaba de una de sus patas.
-Son especiales para los pezones y labios vaginales.-siguió hablando mientras se colocaba una en el pezón izquierdo.
-En la cadena se enganchan estas pequeñas pesas.-me las señaló y colocó una en la cadena de la pinza que seguía colocada en su precioso pezón.
Noté que la pesa tiraba del pezón hacia abajo.
Se quitó la pinza y me la dió.
-Deberías probarla.-continuó sonriente.-Asi sabrás lo que se siente.
Ella se la había colocado y no parecía que fuera demasiado así que lo hice.
-Coooño.-dije en mi fuero interno.
Aquello dolía una barbaridad.
Sin embargo mi orgullo me hizo no mostrar ningún atisbo de molestia.
Con tranquilidad pero con rapidez me la quité.
-Diossss.-En mi fuero interno.
Si dolía ponersela al quitarla era peor.
-¿Duele un poco no?.-dijo Monica sin dejar de sonreir.
-¿Esa es la idea y el juego no?.-dije al fin.
Buena respuesta me dije a mi mismo.
Monica se acercó a mi y mojandose el dedo indice me masajeó el pezón que me dolía una barbaridad.
Me alivió un montón pero no iba a darle el gusto de que lo supiera.
-¿Por que haces eso?.-pregunté.
-Siempre hay que acariciar la zona castigada.-respondió.-reactiva la circulación y alivia.
-Vamos con las pinzas con agujeros en las patas.-continuó.
-Cuentame.-dije con curiosidad.
-Usamos las de madera.Le colocas las pinzas a la clienta.-empezó.-Colocalas en linea recta de arriba a abajo.Desde los brazos bajando por pechos hasta las piernas.Procura que los agujeros queden lo más centrados unos con otros.Luego pasas esta pequeña cuerda por todos los agujeros.Que la cuerda los coja todos.Desde el primero hasta el último.
Cojes ambos extremos de la cuerda y tiras fuerte para arrancar las pinzas.-concluyó.
Me quedé pensativo.
Monica continuó.
-Ya te habrás dado cuenta que duele más al quitarlas que al ponerlas.-siguió.Asi que cuando más despacio tires de la cuerda mayor es el dolor.
Y cuanto más tiempo estén colocadas peor.
-Entiendo.-respondí.
-Una cosa importante.-siguió.-jamás pongas pinzas para tirar ni en pezones ni en los labios vaginales.Podrías producir desgarro muscular.
Monica quedó en silencio.
Estaba claro que Mari Carmen había entrado en la habitación.
-Hola Mari Carmen.-dije sin mirar.
Mari Carmen llegaba bien escoltada por Esther.
-Hola Carlos.-respondió ella.-Ya veo que estais con las pinzas.
-Asi es.-dije yo.
-Bien.Aprende rápido.Hoy tienes sesión a las 6 de la tarde.
-Vale.-acerté a decir.
-Hoy viene la señora X.-prosiguió.-Monica te dirá lo que tienes que hacer.
Un inciso para los lectores.A partir de este momento siempre que me refiera a una clienta la llamaré señora X.
-Entendido, Mari Carmen.-dije mirando a Monica que seguía en silencio.
Mari Carmen se marchó pero se quedó Esther.
Monica se dirigió a mi.
-La señora X.-empezó.-Vaya prueba de fuego.
-Mari Carmen te pone a prueba otra vez.-añadió Esther.
-¿Otra prueba?.¿A que os referis?.- dije con extrañeza.
-Ya lo entenderás.-dijo mientras nos dirijiamos a una pequeña mesa que había muy cerca del “potro”.
-La parafernalia inicial es la misma.-dijo Monica.-Luz azul que se enciende y se apaga.
-Hasta ahi perfecto.-respondí.
-Esta vez estarás solo.-prosiguió.-Yo te la traeré y te daré la cadena.Sin mediar palabra la llevarás hasta esta mesa.
Me fijé en la mesa.
Tenía como una especie de cojín negro en uno de los lados estrechos de la mesa.Había dos grandes agujeros y argollas para atar en los extremos de la mesa y en las patas.Además correas en las patas.
-Aprovecharemos que está aquí Esther.-siguió Monica.
-Hoy te toca a ti.-dijo Monica a Esther.
Esther sin decir nada se inclinó sobre la mesa descansando su estomago sobre el cojin de la mesa.
Monica le ató con las correas que habian en las patas de la mesa.Habia tres en cada pata.
Luego cojió las muñecas de Esther y tirando de ellas las ató a las argollas de los picos superiores de la mesa.
Tensó bien sus brazos arrancando un leve quejido de su boca.
Tan leve que yo no sabía si se estaba quejando o se estaba excitando.
Cuando acabó de atarla la vista era espectacular.
Bien abierta, expuesta, atada e indefensa.
Monica me miró y sonrió.
-La clienta quedará asi y estará totalmente desnuda.
Hizo una pausa.
-Vamos con las pinzas.-siguió.
Esther giró la cabeza y echó una mirada de extrañeza.Supongo que no se lo esperaba.
La mirada de ingenua viciosa, no se me ocurre otra forma de llamarla, de Monica a Esther empeoraba mi “estado de ánimo” (ya me entendeis).
Sin decir más Monica empezó a colocarla las pinzas con agujeros.Desde el antebrazo bajando por su lateral hasta el lado exterior de sus muslos.
Casi una perfecta linea recta.Primero en un lado y luego en otro.
Lo hacía en silencio mientras yo observaba a esther que no decía nada pero se mordía el labio.
Acabada la maniobra pasó una cuerda por cada agujero de las pinzas dejando ambos extremos colgando.
Primero en un lado y luego en otro.
-Bien Carlos.-rompiendo en silencio.-Ahora cojemos ambos extremos de la cuerda.
Yo, la verdad, estaba más pendiente de las reacciones de las dos que de la cuerda.
Se tomó unos segundos con un pico de cada cuerda en cada mano.
Miré a Esther.
La mirada que la echó a Monica no supe interpretarla bien.
No sabía si significaba que tirara ya de una vez o si significaba que no lo hiciera.
El caso es que Monica dió un tirón seco de la cuerda pero solo de la mano derecha de forma que solo arrancó la mitad de las pinzas.
Un gruñido, esta vez si, salió de Esther.
-Esta es la forma menos dolorosa de quitarlas.Aunque duele-habló Monica mientras acariciaba las marcas de las pinzas arrancadas de Esther.
-Y esta es la más dolorosa.- dijo mientras tiraba de la cuerda con lentitud.Las pinzas se arrancaban una a una.
Esther se tensaba y retorcía como podía sin emitir ningún sonido.
Se seguía mordiendo el labio mientras le echaba una mirada de reproche a Monica.
Esta vez si que lo interpreté bien.
-Tu turno.-me dijo mientras nuevamente acariciaba las marcas de las pinzas en Esther.
-Conmigo ajustastes cuentas.-siguió Monica.-Ahora puedes ajustarlas con ella.
Vaya mirada que la echó Esther.
-Solo cumpliamos ordenes.-dijo al fin Esther mirandome.
Dí la vuelta a la mesa colocandome junto al lateral castigado por las pinzas aún debidamente colocadas.Cojí ambos extremos de la cuerda.
-Asi que cumplias ordenes.- la dije.
-Si, Carlos.-respondió ella.
Tiré de la cuerda lentamente arrancando solo una pinza.
Esther emitió un quejido.
-AMO CARLOS.Durante una sesión soy AMO CARLOS y así me tienes que llamar.-dije acercando mi cara a la suya.
-¿Como?.-respondió.
Tiré otra vez de la cuerda y arranqué otra pinza.
Nuevamente otro quejido.
-¿Tengo que repetirlo?.-la susurré al oido.
-No, AMO CARLOS.-dijo ella sin dejar de mirarme.
Monica observaba con atención.Se notaba que se divertía con el espectaculo.
Tiré una vez más arrancando otra pinza.
Su quejido fué más sonoro.
-Esto para que no lo olvides.-dije.
Tras unos segundos..
-Y esto.-añadí mientras tiraba con fuerza de las cuerdas arrancando las demás pinzas.-para que veas que aparte de ser el AMO más guapo tambien soy el más piadoso.
Esther giró la cabeza mirandome mientras Monica se lo estaba pasando en grande.
-¿Por que soy el más guapo y el más piadoso no, Esther?.-la dije en voz baja al oido.
-Claro, AMO CARLOS.-dijo Esther supongo que temiendo represalias ya que yo ni he sido ni soy guapo.Y piadoso tampoco.
Me dirijí a Monica.
-¿Y esto es todo lo que tengo que hacer?.-pregunté.
-No.-respondió.
Fijate en la parte de abajo de la mesa.
Me agaché y ví que los agujeros de la mesa era para que colgarán los pechos.Esther llevaba un minisujetador que enseñaba lo justo pero se adivinaba la perfección de sus pechos.
-Una vez atada y tras las pinzas de madera usarás las pinzas metalicas con pesas.-siguió explicando.-En pezones y labios vaginales.Una en cada labio y una en cada pezón.Dejalas ahi unos segundos antes de colocar las pesas.
Monica desato a Esther que seguía con su mirada asesina ante el regodeo de Monica.
-Ten en cuenta que las pinzas de madera provocan dolor solo donde las colocas.Pero las metalicas lo provocan en toda la zona.Si colocas una pinza metalica en un lateral del pezón y la quitas y la vuelves a poner en el otro lado es como si la pusieses en el mismo sitio.
-En el coño pasa igual.-continuó.-Si colocas y quitas aunque cambies el sitio el dolor puede ser infernal.
-Entiendo.-respondí.
-Además utilizarás la paleta.Sabes utilizarla bien.-dijo mientras hacía ademán de acariciarse el culo.
Esther sonrió.
-¿Por que sonries?.-la pregunté.
-Ya me contó Monica lo del otro dia, AMO CARLOS.
Monica y yo nos miramos.
Yo empezé a reir.
-¿Me sigues llamando AMO CARLOS?.-pregunté sin dejar de sonreir.
-¿No es tu deseo que te llamé asi AMO CARLOS?.-respondió.
Me tomé unos segundos mientras miraba la diabolica sonrisa divertida de Monica.
-Pues si.Ese es mi deseo.-dije al fin.
-No hay problema AMO CARLOS.
Ese AMO CARLOS se estaba apoderando otra vez de mi.Y cada vez más a menudo.Era una sensación extraña.Entre inquietante y excitante.
-¿Tambien deditos para terminar?.-pregunté a Monica.
No.-respondió.
Trajo una especie de tripode con un tubo torcido redondo en medio.Me fijé en el tubo.Estaba hueco.Tenía además una especie de tornillo en medio del tripode.
-¿Que es eso?.-pregunté extrañado.
-Aflojando esta tuerca de enmedio puedes ajustar la altura.-respondió.-
-Y en este orificio del tubo se acopla esto.-dijo mientras sacaba de un cajón una caja que ponía el nombre de la clienta.
-Cada clienta tiene el suyo.-explicó.-por higiene.
-¿Que hay dentro?.-yo seguía preguntando.
Sin decir nada abrió la caja y ví una especie de pene de dimensiones nada normales a mi juicio.Además tenía un cable largo acabado en una especie de cajita pequeña.
Monica me lo dió.
-Gira esta ruedecilla.-dijo señalandomela en la cajita pequeña.
Lo hice y casi se me cae al suelo del susto.
Monica rió.
Aquello sonaba y vibraba.Se movía en circulos al mismo tiempo.
-Es un vibrador.Cuando más gires la ruedecilla más rapido va.-siguió explicando.-Puedes controlar siempre la velocidad.Lo colocas aquí en el tubo, se lo encajas bien en el coño y...el resto lo imaginarás.
-¿Y con esto se correrá?.-pregunté la verdad es que por preguntar.Era evidente.
-Esta es una clienta muy especial.-añadió.-es lo que llamamos masoquista extrema.Puedes usar las pinzas, paleta y vibrador a tu antojo.En el orden que quieras y como quieras.
-Te suplicará.-siguió.- te ordenará, te querrá sobornar para que la folles.Tu ya conoces los limites.
-¿Alguna cosa más?.-dije al fin.
-Mari Carmen quiere verte a las 5 y media para darte las últimas incicaciones, AMO CARLOS.-dijo Esther.
-De acuerdo.-respondí.
En aquel momento me dí cuenta de dos cosas.Que este mundo me atraía más de lo que nunca hubiera imaginado y que necesitaba con urgencia una novia.Estos calentones diarios no son buenos para la salud.
(continuará).


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